Página 458 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Consejos para la Iglesia
voz y por la pluma, con jactanciosas amenazas y ridículo, procurarán
destruir su fe. Por calumnias y airados llamamientos, despertarán
las pasiones del pueblo. No teniendo un “así dicen las Escrituras”
para presentarlo contra los defensores del sábado bíblico, recurrirán
a promulgaciones opresivas para suplir la falta. Para obtener popu-
laridad y apoyo, los legisladores cederán a la demanda de una ley
dominical. Los que temen a Dios no pueden aceptar una institución
que viola los preceptos del Decálogo. Sobre este campo de batalla
se produce el último gran conflicto de la controversia entre la verdad
y el error. Y no se nos deja en duda en cuanto al resultado. Ahora,
como en los días de Mardoqueo, el Señor vindicará su verdad y su
pueblo
Preparación para la tempestad
Dios ha revelado lo que ha de acontecer en los postreros días,
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a fin de que su pueblo esté preparado para resistir la tempestad de
oposición e ira. Aquellos a quienes se les ha anunciado los sucesos
que les esperan, no han de permanecer sentados en tranquila expec-
tación de la venidera tormenta, consolándose con el pensamiento
de que el Señor protegerá a sus fieles en el día de la tribulación.
Hemos de ser como hombres que aguardan a su Señor, no en ociosa
expectativa, sino trabajando fervientemente, con fe inquebrantable.
No es ahora el momento de permitir que nuestras mentes se enfras-
quen en cosas de menor importancia. Mientras los hombres están
durmiendo, Satanás arregla activamente los asuntos de tal manera
que el pueblo de Dios no obtenga ni misericordia ni justicia. El
movimiento dominical se está abriendo paso en las tinieblas. Los
dirigentes están ocultando el fin verdadero, y muchos de los que
se unen al movimiento no ven hacia dónde tiende la corriente que
se hace sentir por debajo. Los fines que profesan son benignos y
aparentemente cristianos; pero cuando hablen, se revelará el espíritu
del dragón.
“Ciertamente la ira del hombre te alabará—dice el salmista—:
Tú reprimirás el resto de las iras”.
Salmos 76:10
. Dios quiere que la
verdad probadora se destaque al frente y llegue a ser tema de examen
y de discusión, aunque sea por el desprecio que se le imponga.
Deben agitarse los espíritus. Toda controversia, todo oprobio y toda