Página 48 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Consejos para la Iglesia
la Biblia como la única regla de fe y práctica y como la luz mayor
hacia la cual señalan sus escritos, a los que llama “la luz menor”.
2. Las predicciones de un verdadero profeta deben cumplirse
dentro del contexto condicional.
Jeremías 18:7-10
;
28:9
. Aun cuando
la obra de Elena G. de White fue muy parecida a la de Moisés
al dirigir y guiar al pueblo, ella escribió de una manera profética
acerca de muchos acontecimientos que sucederían. Al comienzo
de nuestra obra de publicaciones, en 1848, habló de cómo crecería
hasta circundar el mundo con luz. Hoy día la literatura de la Iglesia
Adventista se publica en 200 idiomas por un monto de más de 100
millones de dólares anuales.
En 1890, cuando el mundo declaró que no habría más guerras
y que el milenio estaba a punto de comenzar, Elena G. de White
escribió: “La tempestad se avecina y debemos prepararnos para
afrontar su furia... Veremos desgracias por todas partes. Miles de
barcos serán arrojados a las profundidades del mar. Armadas enteras
se hundirán, y las vidas humanas serán sacrificadas por millones”
Esto se cumplió en las 2 guerras mundiales.
3. El verdadero profeta confiesa que Jesucristo es venido en
carne, que Dios se encarnó en carne humana.
1 Juan 4:2
.
La lectura de
El Deseado de todas las gentes
hace claro que la
obra de Elena G. de White está a la altura de esta prueba. Observe
estas palabras:
“Jesús podría haber permanecido al lado del Padre. Podría haber
conservado la gloria del cielo, y el homenaje de los ángeles. Pero
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prefirió devolver el cetro a las manos del Padre, y bajar del trono del
universo a fin de traer luz a los que estaban en tinieblas, y vida a los
que perecían.
“Hace casi dos mil años, se oyó en el cielo una voz de significado
misterioso que, partiendo del trono de Dios, decía: ‘Sacrificio y
ofrenda, no los quisiste; empero un cuerpo me has preparado... He
aquí yo vengo (en el rollo del libro está escrito de mí) para hacer, oh
Dios, tu voluntad’.
Hebreos 10:5-7
. En estas palabras se anunció el
cumplimiento del propósito que había estado oculto desde las edades
eternas. Cristo estaba por visitar nuestro mundo, y encarnarse... A
los ojos del mundo, no poseía hermosura que lo hiciese desear; sin
embargo era Dios encarnado, la luz del cielo y de la tierra. Su gloria