Página 49 - Consejos para la Iglesia (1991)

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El don profético y Elena G. de White
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estaba velada, su grandeza y majestad ocultas, a fin de que pudiese
acercarse a los hombres entristecidos y tentados”
4. Tal vez la prueba más decisiva de un verdadero profeta se
encuentra en su vida, su obra y la influencia de sus enseñanzas. Cristo
enunció esta prueba en
Mateo 7:16
: “Por sus frutos los conoceréis”.
Al contemplar el fruto tal como se manifiesta en las vidas de los
que han seguido los consejos del espíritu de profecía, vemos que ese
fruto es bueno. Los testimonios han producido buen fruto. Al mirar
a la iglesia, sabiendo que hemos sido dirigidos en varias líneas de
actividad gracias a estos consejos, debemos reconocer que la obra
de Elena G. de White está a la altura de esta prueba. La unidad
de enseñanza en los escritos que fluyeron de su pluma durante un
período de 70 años también constituye un testimonio positivo en
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favor de la integridad del don.
Las pruebas prácticas de un profeta verdadero
Además de estas 4 grandes pruebas bíblicas, el Señor ha dado
evidencias que muestran claramente que él está dirigiendo la obra.
Entre éstas están:
1. La puntualidad del mensaje. El pueblo de Dios tiene alguna
necesidad especial y el mensaje llega justo a tiempo para suplir la
necesidad, como ocurrió con la primera visión de Elena G. de White.
2. La naturaleza práctica de los mensajes. La información reve-
lada a Elena G. de White en las visiones fue de un valor práctico,
haciendo frente a necesidades prácticas. Fíjese en la manera como
los consejos de los testimonios entran en una forma práctica en
nuestra vida diaria.
3. El elevado plano espiritual de los mensajes. No tratan de asun-
tos que son pueriles o comunes, sino de temas grandes y elevados.
El mismo lenguaje es grandioso.
4. La manera en la cual fueron dadas las visiones. Muchas es-
tuvieron acompañadas de fenómenos físicos como se describieron
antes. La experiencia de Elena G. de White en visión fue similar a
la de los profetas bíblicos.
5. Las visiones fueron experiencias definidas, no solamente im-
presiones. En visión, Elena G. de White vio, oyó, sintió y recibió