Página 67 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Unión con Cristo y amor fraternal
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con los santos. Eran afectuosos, atentos, abnegados, dispuestos a
hacer cualquier sacrificio en favor de la verdad. En sus relaciones
cotidianas unos con otros, manifestaban el amor que Cristo les había
ordenado revelar al mundo. Por sus palabras y sus acciones desinte-
resadas, se esforzaban por encender este amor en otros corazones.
Los creyentes debían continuar cultivando el amor que llenaba
el corazón de los apóstoles después del derramamiento del Espíritu
Santo. Debían proseguir adelante y obedecer gustosos al nuevo
mandamiento: “Como os he amado, que también os améis los unos
a los otros”.
Juan 13:34
. Debían vivir tan unidos con Cristo que se
verían capacitados para cumplir sus requerimientos. Debían ensalzar
el poder de un Salvador que podía justificarlos por su justicia.
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Mas los primeros cristianos principiaron a buscarse defectos
unos a otros. Al detenerse a hablar de sus faltas, al dejar entrar
la crítica, perdieron de vista al Salvador y el gran amor que había
manifestado hacia los pecadores. Se volvieron más estrictos respecto
a las ceremonias exteriores, más puntillosos acerca de la teoría de la
fe, más severos en sus críticas. En su celo por condenar a los demás,
olvidaban sus propios errores. Descuidaban las lecciones de amor
fraterno que Cristo les había enseñado y, lo que es más triste aún,
no se daban cuenta de lo que habían perdido. No comprendían que
la felicidad y la alegría se alejaban de su existencia, y que pronto,
habiendo ahuyentado de su corazón el amor de Dios, andarían en las
tinieblas.
El apóstol Juan, comprendiendo que el amor fraterno desaparecía
de la iglesia, insistió muy particularmente en él. Hasta el día de su
muerte, suplicó a los creyentes que se ejercitaran constantemente
en el amor. Las cartas que dirigió a la iglesia están impregnadas
de este pensamiento. “Carísimos, amémonos unos a otros—escribe
él—; porque el amor es de Dios... Dios envió a su Hijo unigénito
al mundo, para que vivamos por él... Amados, si Dios así nos ha
amado, debemos también nosotros amarnos unos a otros”.
1 Juan
4:7-11
.
Hay hoy una gran necesidad de amor fraternal en la iglesia de
Dios. Muchos de los que aseveran amar al Señor no tienen amor
hacia aquellos con quienes están unidos por vínculos de fraternidad
cristiana. Tenemos la misma fe, somos miembros de una misma
familia, somos todos hijos de un mismo Padre, y tenemos todos