Página 79 - Consejos para la Iglesia (1991)

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La vida santificada
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porque no podían encontrar nada en su carácter moral o en la rea-
lización de sus deberes, sobre lo cual basar una queja. “[Entonces
dijeron aquellos hombres] No hallaremos contra este Daniel ocasión
alguna [para acusarle], si no la hallamos contra él en [relación con]
la ley de su Dios”.
Daniel 6:5
.
¡Qué lección se presenta aquí para todos los cristianos! Los ojos
aguzados por el celo estaban fijos en Daniel día tras día; y su alerta
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estaba acerada por el odio; sin embargo no podían presentar como
errónea ni una sola palabra, ni un solo acto de su vida. Con todo, él
no tenía ninguna pretensión de santificación; pero hizo aquello que
era infinitamente mejor: vivía una vida de fidelidad y consagración.
El decreto es proclamado por el rey. Daniel se halla familiarizado
con el propósito de sus enemigos de arruinarlo. Pero él no cambia
su conducta en un solo aspecto. Con calma realiza sus deberes
acostumbrados, y a la hora de la oración, va a su cámara, y con
las ventanas abiertas hacia Jerusalén, ofrece sus peticiones al Dios
del cielo. Mediante su comportamiento declara intrépidamente que
ningún poder terrenal tiene el derecho a interrumpir su relación
con Dios, y decirle a quién debía y a quién no debía orar. ¡Noble
hombre de principios! ¡Se yergue ante el mundo hoy como un loable
ejemplo de valentía y fidelidad cristianas! Se vuelve a Dios con
todo su corazón, aunque sabe que la muerte es la penalidad por su
devoción.
“Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y echáronle en el
foso de los leones. Y hablando el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a
quién tú continuamente sirves, él te libre”.
Daniel 6:16
.
Temprano por la mañana el monarca se apresuró al foso de los
leones y exclamó: “Daniel: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios
tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los
leones?”.
Daniel 6:20
. La voz del profeta fue oída en respuesta: “Oh
rey, para siempre vive. El Dios mío envió su ángel, el cual cerró la
boca de los leones, para que no me hiciesen mal: porque delante de
él se halló en mí justicia; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho
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lo que no debiese”.
“Entonces se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó
sacar a Daniel del foso; y fue Daniel sacado del foso, y ninguna
lesión se halló en él, porque creyó en su Dios”.
Vers. 21-23
. Así el
siervo de Dios fue librado. Y la trampa que los enemigos habían