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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
Sabemos algo de la dispepsia por experiencia. La hemos tenido
en nuestra familia; y creemos que es una enfermedad que ha de ser
muy temida. Cuando una persona llega a ser un dispéptico completo,
sufre mucho, mental y físicamente; y sus amigos deben también
sufrir, a menos que tengan la misma falta de sensibilidad que los
brutos.
¿Diréis sin embargo: “A Ud. no le incumbe averiguar lo que yo
como o lo que hago”? ¿Sufre alguna de las personas que rodean a
los dispépticos? Sencillamente actuad de tal manera que se sientan
irritados de alguna forma. ¡Cuán natural les resulta entonces ser
displicentes! Se sienten mal, y les parece que sus hijos son muy
malos. No les pueden hablar con calma, ni tampoco pueden, con
gracia especial, actuar con calma en sus familias. Todo lo que los
rodea resulta afectado por la enfermedad que sufren; todos deben
sufrir las consecuencias de su enfermedad. Echan una sombra negra.
¿Decís, entonces, que vuestros hábitos de comer y beber no afectan a
los demás? Ciertamente que lo hacen. Y debéis ser muy cuidadosos
para preservaros en la mejor condición de salud posible, de manera
que podáis rendir a Dios un servicio perfecto, y desempeñar vuestro
deber en la sociedad y hacia vuestra familia.
Pero aun los reformadores en pro de la salud pueden errar en la
cantidad de alimentos. Pueden comer en forma inmoderada de una
clase saludable de alimentos.—
Testimonies for the Church 2:362-
365 (1870)
.
221. El Señor me ha mostrado que, por regla general, colocamos
demasiado alimento en el estómago. Muchos se hacen molestos al
comer en exceso, y la enfermedad es a menudo el resultado. El Señor
no les envió este castigo. Ellos mismos se lo atrajeron; y Dios desea
que se den cuenta de que el dolor es el resultado de la transgresión.
[162]
Muchos comen demasiado rápidamente. Otros comen en una
misma comida alimentos que no combinan. Si los hombres y mujeres
sólo recordaran cuán grandemente afligen su alma cuando afligen su
estómago, y cuán profundamente Cristo es deshonrado cuando se
abusa del estómago, serían valientes en negarse a sí mismos, dando
al estómago oportunidad de recuperar su acción saludable. Mientras
estamos sentados a la mesa podemos hacer obra misionera médica
comiendo y bebiendo para la gloria de Dios.—
Manuscrito 93, 1901
.