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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
[
La intemperancia y el comer en exceso estimulados por las
madres—351, 354
]
Una causa de olvidos
224. El Señor me ha dado instrucciones para Ud. sobre el tema
de la temperancia en todas las cosas. Ud. es intemperante en su
comer. Frecuentemente pone en su estómago dos veces la cantidad
de alimentos que su organismo necesita. Este alimento se corrompe;
su aliento resulta ofensivo. Sus dificultades catarrales son agravadas;
su estómago está sobrecargado; y la vida y la energía son desviadas
del cerebro para hacer trabajar el molino que tritura el material que
Ud. ha puesto en su estómago. En esto, Ud. ha manifestado poca
misericordia hacia sí mismo.
[164]
Ud. es un glotón cuando se sienta a la mesa. Esta es una gran
causa de sus olvidos y falta de memoria. Ud. dice cosas que yo
sé que Ud. ha dicho, y entonces cambia completamente, y afirma
que ha dicho algo del todo distinto. Yo me enteré de esto, pero
lo pasé por alto considerando que era un seguro resultado de la
sobrealimentación. No valía la pena hablar de ello. No curaría el
mal.—
Carta 17, 1895
.
Consejos a los obreros sedentarios y a los ministros
225. El exceso en el comer es particularmente perjudicial para
los de temperamento lerdo. Los tales deben comer con frugalidad y
hacer mucho ejercicio físico. Hay hombres y mujeres de excelentes
aptitudes naturales que por no dominar sus apetitos no realizan la
mitad de aquello de que son capaces.
En esto pecan muchos escritores y oradores. Después de comer
mucho, se entregan a sus ocupaciones sedentarias, leyendo, estu-
diando o escribiendo, sin darse tiempo para hacer ejercicio físico.
En consecuencia, el libre flujo de los pensamientos y las palabras
queda contenido. No pueden escribir ni hablar con la fuerza e inten-
sidad necesarias para llegar al corazón de la gente, y sus esfuerzos
se embotan y esterilizan.
Quienes llevan importantes responsabilidades, y sobre todo los
que velan por intereses espirituales, deben ser hombres de aguda