comer en exceso
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precio hacia las advertencias que el Señor os ha dado. La palabra que
os dirige es: “¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye
la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe
en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios”.
Isaías 50:10
... ¿No
nos acercaremos al Señor, para que nos salve de toda intemperancia
en el comer y beber, de toda pasión profana y concupiscente, de
toda perversidad? ¿No nos humillaremos delante de Dios y desecha-
remos todo lo que corrompe la carne y el espíritu, para que en su
temor podamos perfeccionar la santidad del carácter?—
Joyas de los
Testimonios 3:197, 198 (1902)
.
No son ninguna recomendación de la reforma pro salud
227. Nuestros predicadores no son lo suficientemente cuidado-
sos con respecto a sus hábitos en el comer. Participan de una gran
cantidad de alimentos, y de una gran variedad en una misma comida.
Algunos son reformadores sólo de nombre. No tienen reglas para
regir su menú, sino que se complacen en comer frutas o nueces entre
comidas, y así imponen cargas demasiado pesadas a sus órganos
digestivos. Algunos toman tres comidas por día, cuando dos contri-
buirían más a la salud física y espiritual. Si las leyes que Dios ha
establecido para que gobiernen el sistema físico resultan violadas, la
penalidad sigue con toda certidumbre.
Debido a la imprudencia en el comer, los sentidos de algunos
parecen estar semiparalizados; ellos son lentos y tienen sueño. Estos
ministros de rostro pálido que sufren como consecuencia de una
complacencia egoísta de su apetito, no son ninguna recomendación
de la reforma pro salud. Cuando están sufriendo por exceso de traba-
jo, sería mucho mejor que prescindieran ocasionalmente de alguna
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comida, y así dieran a la naturaleza la oportunidad de resarcirse.
Nuestros obreros podrían hacer progresar la reforma pro salud más
por su ejemplo que predicándola. Cuando amigos bien intenciona-
dos realizan preparativos culinarios complicados para ellos, resultan
poderosamente tentados a descuidar los principios; pero al rehusar
los platos exquisitos, los condimentos concentrados, el té y el café,
pueden manifestarse como reformadores prácticos. Algunos están
sufriendo ahora como consecuencia de violar las leyes de la vida, y
así imponen un estigma sobre la causa de la reforma pro salud.