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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
se rebela y hay sufrimiento. La regularidad en la comida es muy
importante para la salud del cuerpo y la serenidad mental. Nunca
debe un bocado cruzar los labios entre las comidas.—
Christian
Temperance and Bible Hygiene, 50
;
Counsels on Health, 118 (1890)
.
287. En cuanto al dispéptico, ha llegado a esta condición porque
en vez de observar la regularidad ha permitido que el apetito rija su
voluntad y ceda a la tentación de comer entre horas.—
Testimonies
for the Church 2:374 (1869)
.
[215]
288. Generalmente no se enseña a los niños la importancia de
cuándo, cómo y qué deben comer. Se les permite satisfacer sus gus-
tos a voluntad, comer a toda hora, a servirse de fruta cuando les da
la gana, y esto, acompañado de pasteles y tortas, pan, mantequilla y
fiambres que consumen constantemente, los vuelve golosos y dispép-
ticos. Los órganos digestivos, como molino que se hace trabajar sin
cesar, se debilitan, se exige la fuerza vital del cerebro, para que auxi-
lie al estómago en su recargo de trabajo, y así las facultades mentales
se debilitan. El estímulo anormal y el desgaste de las fuerzas vitales
los vuelve nerviosos, impacientes por la restricción, dominados por
su voluntad e irritables.—
The Health Reformer, mayo de 1877
.
[
Importancia del régimen regular para los niños—343, 344, 345,
346, 348
]
289. Muchos padres, a fin de evitar la tarea de educar pacien-
temente a sus hijos en hábitos de abnegación, enseñándoles cómo
aprovechar las bendiciones de Dios, les permiten que coman y beban
a su antojo. El apetito y la indulgencia egoísta, a menos que sean
restringidos positivamente, crecen con el crecimiento y se fortalecen
con la fuerza.—
Testimonies for the Church 3:564 (1875)
.
[
Para el contexto véase 347
.]
290. Es una costumbre común entre la gente del mundo comer
tres veces por día, además de ingerir alimentos a intervalos irregu-
lares entre las comidas; y la última comida es generalmente la más
pesada y se la ingiere a menudo antes de acostarse. Esto es invertir el
orden natural, pues una comida copiosa no debe nunca ser ingerida
tan tarde. Si estas personas cambiasen sus hábitos y comiesen sólo
dos veces por día, sin ingerir nada entre las comidas, ni siquiera una
manzana, una nuez, ni fruta alguna, el resultado se vería en forma
[216]
de un buen apetito y de un notable mejoramiento de la salud.—
The
Review and Herald, 29 de julio de 1884
.