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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
la de los hijos de Adán”.
Isaías 52:14
, VM. Entonces vio Satanás
su oportunidad. Pensó que podía vencer a Cristo.—
El Deseado de
Todas las Gentes, 92, 93 (1898)
.
296. Cristo entró en la prueba en el terreno del apetito, y du-
rante casi seis semanas resistió la tentación en favor del hombre.
El largo ayuno en el desierto iba a ser una lección para el hombre
caído para todos los tiempos. Cristo no fue vencido por las fuertes
tentaciones del enemigo, y esto da aliento a toda alma que lucha
contra la tentación. Cristo hizo posible que cada miembro de la
familia humana resista a la tentación. Todos los que quieran vivir
piadosamente pueden vencer como Cristo venció, por la sangre del
Cordero y la palabra de su testimonio. El largo ayuno del Salvador
le fortaleció para soportar la prueba. El dio al hombre la prueba de
que comenzaría su obra venciendo donde había comenzado la ruina:
en el problema del apetito.—
Carta 158, 1909
.
297. Cuando Cristo se veía más fieramente asediado por la tenta-
ción, no comía. Se entregaba a Dios y gracias a su ferviente oración
y perfecta sumisión a la voluntad de su Padre salía vencedor. Sobre
todos los demás cristianos profesos, debieran los que profesan la
verdad para estos últimos días imitar a su gran Ejemplo en lo que a
la oración se refiere.—
Joyas de los Testimonios 1:219 (1869)
.
[
Para el contexto véase 70
.]
298. El Redentor del mundo sabía que la complacencia del apeti-
to produciría debilidad física y embotaría de tal manera los órganos
de la percepción, que no discernirían las cosas sagradas y eternas.
[221]
Cristo sabía que el mundo estaba entregado a la glotonería y que
esta sensualidad pervertiría las facultades morales. Si la costumbre
de complacer el apetito dominaba de tal manera a la especie huma-
na que, a fin de romper su poder, el divino Hijo de Dios tuvo que
ayunar casi seis semanas en favor del hombre, ¡qué obra confronta
al cristiano para poder vencer como Cristo venció! El poder de la
tentación a complacer el apetito pervertido puede medirse única-
mente por la angustia indecible de Cristo en aquel largo ayuno en el
desierto.—
Testimonies for the Church 1:416 (1875)
.