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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
ayudarán a la naturaleza en su lucha para librar de impurezas el
organismo.—
Spiritual Gifts 4:133, 134 (1864)
.
312. Las personas que han complacido su apetito, comiendo
carne en abundancia, y salsas muy sazonadas acompañadas de pas-
teles y conservas excitantes, no pueden inmediatamente apreciar
un régimen sencillo, sano y nutritivo. Su gusto está tan pervertido
que no les apetece una dieta sana compuesta de frutas, pan sencillo
y verduras. No pueden pretender que hallarán agrado al principio
en una alimentación tan diferente de aquélla, a cuyo gusto estaban
acostumbrados. Si al principio no les agradan los alimentos sencillos
debieran ayunar hasta que logren su objeto. Ese ayuno les resultará
de mayor beneficio que la medicina, porque el estómago maltratado
encontrará que el descanso que le era tan necesario y un hambre ver-
dadera pueden ser satisfechos con un régimen sencillo. Se necesitará
tiempo para que el gusto se recupere de los abusos que ha sufrido
y recobre su tono natural. Pero el perseverar en una abnegación
completa en cuanto al comer y beber no tardará en demostrar que el
alimento sencillo y saludable es más apreciado y se comerá con más
satisfacción que los alimentos rebuscados.—
Spiritual Gifts 4:130,
131
;
Counsels on Health, 148 (1864)
.
Guardaos de la abstinencia debilitante
313. En los casos de fiebre elevada, la abstinencia de comida por
un corto tiempo reducirá la fiebre y hará más eficaz el empleo del
agua. Pero el médico en servicio necesita comprender la condición
verdadera del paciente, y no permitirá que sea privado de alimento
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por mucho tiempo, debilitando así su organismo. Durante el estado
de fiebre intensa, los alimentos pueden irritarlo y excitar la sangre;
pero tan pronto como la fuerza de la fiebre ha disminuido se deben
dar alimentos en forma cuidadosa y juiciosa. Si se lo priva demasiado
tiempo de alimento, el estómago que clama por él creará fiebre, la
que será aliviada cuando se le proporcione alimento de calidad
apropiada. Así se le da a la naturaleza algo que hacer. Si hay un
gran deseo de alimento, aun durante la fiebre, el satisfacer aquel
deseo con una cantidad moderada de alimento sencillo sería menos
peligroso que negarle al paciente el alimento. Cuando éste no pueda
pensar en otra cosa, la naturaleza no será recargada con una pequeña