Página 195 - Consejos Sobre el R

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Los extremos en el régimen alimenticio
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escasa, preparada con descuido y que consista principalmente en
gachas y panecillos de harina, pesados y mal cocidos, es lo que se
quiere llamar una dieta reformada. Algunos añaden leche y una gran
cantidad de azúcar a sus gachas, pensando que están cumpliendo
con la reforma pro salud. Pero el azúcar y la leche combinados
tienden a causar fermentación en el estómago, y por lo tanto son
perjudiciales. El uso copioso del azúcar en cualquier forma tiende a
recargar el organismo y con frecuencia es una causa de enfermedad.
Algunos piensan que deben consumir tan sólo alimentos en cierta
cantidad y de una calidad determinada, de modo que se limitan
a dos o tres clases de productos alimenticios. Pero al comer una
cantidad demasiado pequeña, que no sea de la mejor calidad, no
reciben suficiente nutrición...
Las ideas estrechas y el recalcar los puntos insignificantes, han
infligido grave daño a la causa de la higiene. Puede ser que se
procure tanto la economía en la preparación de los alimentos que, en
vez de un régimen sano, se tenga un régimen empobrecido. ¿Cuál
es el resultado?—La pobreza de la sangre. He visto varios casos
de enfermedad muy difíciles de curar, que se debían a una dieta
empobrecida. Las personas así afligidas no estaban obligadas a
adoptar por pobreza un menú mezquino, sino que lo hacían para
seguir sus propias ideas erróneas acerca de lo que constituye la
reforma pro salud. Día por día, comida tras comida, los mismos
artículos de alimentación eran preparados sin variación, hasta que
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como resultado se producían la dispepsia y la debilidad general.—
Christian Temperance and Bible Hygiene, 55
;
Counsels on Health,
153-155 (1890)
.
Ideas erróneas acerca de la reforma
316. No todos los que aseveran creer en la reforma alimenticia
son realmente reformadores. Para muchos la reforma consiste mera-
mente en descartar ciertos manjares malsanos. No entienden bien
los principios fundamentales de la salud, y sus mesas, aun cargadas
de golosinas nocivas, distan mucho de ser ejemplos de templanza y
moderación cristianas.
Otra categoría de personas, en su deseo de dar buen ejemplo,
cae en el extremo opuesto. Algunos no pueden proporcionarse los