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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
hijo depende en gran parte de la ropa abrigada, así como de una
provisión de alimentos nutritivos. Debe evitarse que la madre pase
frío, porque esto atenta contra su vitalidad.
Pero, por otro lado, la idea de que las mujeres, debido a su
condición especial, deben dar rienda suelta a su apetito, es un error
basado en la costumbre, pero no en el sentido común. El apetito de
las mujeres en tal condición puede ser muy variable, caprichoso y
difícil de complacer; y la costumbre exige que se le dé cualquier
cosa que desee, sin consultar la razón para saber si tal alimento
le suministrará la fuerza que necesita para su propio organismo y
para el crecimiento de su hijo. El alimento debe ser nutritivo, pero
no de una calidad excitante. La costumbre dice que si se desean
manjares de carne, encurtidos y especias, se los debe conceder; se
debe consultar únicamente al apetito. Esto constituye un gran error,
que hace mucho daño. Ese daño no puede ser calculado. Si alguna
vez se necesita un régimen sencillo y un cuidado especial de la
calidad del alimento ingerido, es en esta época importante.
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Las mujeres regidas por los buenos principios, que han sido
bien instruidas, no se apartarán de la sencillez del régimen en este
momento ni en cualquier otro. Considerarán que otra vida depende
de la suya, y serán cuidadosas en todos sus hábitos, especialmente
alimenticios. No deben comer lo que no es nutritivo y es excitante,
simplemente porque tenga buen gusto. Hay demasiados consejeros
dispuestos a persuadirlas para que hagan cosas que la razón debiera
prohibirles.
Los niños que nacen enfermos lo deben al hecho de que sus pa-
dres no frenaron sus apetitos. El organismo no exigía la variedad de
alimentos que atraían la atención. Un error que las mujeres cristianas
debieran rechazar es la creencia de que cualquier cosa que se les
ocurre debe ir al estómago. No debe permitirse que la imaginación
rija los deseos del organismo. Los que permiten el imperio de los
gustos, sufrirán las consecuencias al transgredir las leyes de su ser. Y
esto no es el fin de todo; sus hijos inocentes también serán afectados.
Los órganos productores de sangre no pueden convertir las espe-
cias, los pasteles de carne, los encurtidos y las carnes enfermas en
sangre pura. Y si se lleva al estómago tanto alimento que los órganos
de la digestión se recargan de trabajo para deshacerse de ellos y para
librar al organismo de las sustancias irritantes, la madre comete una