Página 294 - Consejos Sobre el R

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Capítulo 7—Las frutas
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La bendición de las frutas frescas
464. Estoy muy agradecida a Dios de que cuando Adán perdió
su hogar edénico, el Señor no lo privara de la provisión de frutas.—
Carta 157, 1900
.
465. El Señor desea que los que viven en los países donde se
pueden obtener frutas frescas durante gran parte del año, reconozcan
la bendición que tienen en ellas. Cuanto más dependamos de las
frutas frescas tal como se las saca del árbol, tanto mayor será la
bendición.—
Joyas de los Testimonios 3:134 (1902)
.
466. Sería bueno que cocinásemos menos y comiésemos más
frutas al natural. Enseñemos a la gente a hacer consumo copioso de
uvas, manzanas, duraznos y peras en estado fresco, así como de toda
otra clase de fruta que se pueda obtener. Prepárense dichas frutas
para el consumo invernal poniéndolas en conserva, usando vidrio,
hasta donde sea posible, en vez de latas.—
Joyas de los Testimonios
3:137, 138 (1902)
.
[
Las frutas son alimento excelente, y ahorran trabajo de cocinar—
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]
467. Para un estómago dispéptico, podéis colocar sobre vues-
tras mesas frutas de diferentes clases, pero no demasiadas en una
comida.—
Joyas de los Testimonios 1:191 (1870)
.
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468. Quisiéramos recomendar especialmente la fruta como un
agente de salud. Pero ni siquiera la fruta debe ser consumida después
de una comida completa de otros alimentos.—
Manuscrito 43, 1908
.
469. Las legumbres y las frutas bien preparadas en su corres-
pondiente estación serán benéficas, si son de la mejor calidad, y
no muestran la menor seña de podredumbre, sino que son sanas y
completamente libres de toda enfermedad y corrupción. Mueren más
personas de lo que nos imaginamos por comer frutas y legumbres en
estado de descomposición, que fermentan en el estómago y producen
envenenamiento de la sangre.—
Carta 12, 1887
.
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