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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
sericordiosamente no es una razón para pensar que podéis seguir las
prácticas del mundo. Obedeced a la orden que Cristo daba después
de sus curaciones: “Vete, y no peques más”.
Juan 8:11
. El apetito no
debe ser vuestro dios.—
Joyas de los Testimonios 3:364 (1909)
.
28. La reforma pro salud es una rama de la obra especial de Dios
en beneficio de su pueblo...
Vi que la razón por la cual Dios no escuchó más plenamente
las oraciones de sus siervos en favor de los enfermos que hay entre
nosotros, es que él no podía ser glorificado al hacer tal cosa mientras
estuviéramos violando las leyes de la salud. También vi que él ha
dispuesto que la reforma pro salud y el Instituto de Salud prepararan
el camino para que la oración de fe fuera plenamente contestada.
La fe y las buenas obras deben ir mano a mano para aliviar a los
afligidos que se hallan entre nosotros, a fin de hacerlos idóneos para
glorificar a Dios aquí y salvarlos a la venida de Cristo.—
Testimonies
for the Church 1:560, 561 (1867)
.
[29]
29. Muchos han esperado que Dios los preservara de la enfer-
medad meramente porque le pidieron que lo hiciera. Pero Dios no
escuchó sus oraciones, porque su fe no se perfeccionó por medio
de las obras. Dios no obrará un milagro para preservar de la en-
fermedad a aquellos que no se cuidan a sí mismos, sino que están
continuamente violando las leyes de la salud, y que no hacen ningún
esfuerzo para prevenir la enfermedad. Cuando hacemos todo lo que
está de nuestra parte para tener salud, entonces podemos esperar que
sigan benditos resultados, y podemos pedir a Dios con fe que bendi-
ga nuestros esfuerzos para la preservación de la salud. El entonces
contestará nuestra oración, si su nombre puede ser glorificado por
ello. Pero entiendan todos que tienen una obra que hacer. Dios no
obrará de una manera milagrosa para preservar la salud de personas
que están siguiendo una conducta que los lleva con seguridad a la
enfermedad, por su descuido y falta de atención de las leyes de la
salud.
Los que gratifiquen su apetito, y entonces sufran por su intempe-
rancia, y tomen drogas para aliviarse, pueden estar seguros de que
Dios no intervendrá para salvar la salud y la vida que se puso en
peligro en forma tan temeraria. La causa ha producido su efecto.
Muchos, como último recurso, siguen la instrucción de la Palabra de
Dios, y solicitan las oraciones de los ancianos de la iglesia para la