Página 409 - Consejos Sobre el R

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El té y el café
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El café comporta una complacencia dañina. Si momentánea-
mente excita la mente a una acción inusitada, el efecto posterior es
agotamiento, postración, parálisis de las facultades mentales, mo-
rales y físicas. La mente se enerva, y a menos que por un esfuerzo
determinado se venza el hábito, la actividad del cerebro se dismi-
nuye en forma permanente. Todos estos productos irritantes de los
nervios están agotando las fuerzas vitales, y la inestabilidad causada
por los nervios destrozados, la impaciencia, la debilidad mental,
llegan a ser un elemento de combate, que antagoniza con el progreso
espiritual. ¿No debieran, pues, los que defienden la temperancia y
la reforma, estar alerta para contrarrestar los males de estas bebidas
perjudiciales? En algunos casos es tan difícil quebrantar el hábito
de beber té y café, como para el alcohólico terminar con el uso del
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alcohol. El dinero gastado en té y café está más que malgastado.
Estos sólo perjudican al que los usa, y esto en forma continua. Los
que emplean té, café, opio y alcohol pueden a veces vivir hasta una
edad avanzada, pero este hecho no es ningún argumento en favor
del uso de estos estimulantes. Lo que estas personas debían haber
realizado, pero dejaron de lograrlo, debido a su hábito intemperante,
sólo lo revelará el gran día de Dios.
Los que recurren al té y al café como un estímulo para el trabajo,
sentirán los malos efectos de esta conducta en forma de nervios
alterados y falta de dominio propio. Los nervios cansados necesitan
reposo y quietud. La naturaleza necesita tiempo para recuperar
sus energías agotadas. Pero si sus fuerzas son aguijoneadas por el
uso de estimulantes, existe, siempre que se repite este proceso, una
disminución de la verdadera fuerza. Por un tiempo puede realizarse
más bajo el estímulo antinatural, pero gradualmente se va haciendo
más difícil despertar las energías hasta el punto deseado, y por fin la
naturaleza exhausta ya no puede responder.—
Christian Temperance
and Bible Hygiene, 34-36 (1890)
.
Efectos dañinos atribuidos a otras causas
El hábito de beber té y café es un mal mayor que el que a menudo
se sospecha. Muchos que se han acostumbrado al uso de bebidas
estimulantes sufren dolor de cabeza y postración, y pierden mucho
tiempo por enfermedad. Imaginan que no pueden vivir sin el es-