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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
ellos consideran de mayor importancia estudiar materias de mucho
menor consecuencia. Los pastores tienen una obra que hacer aquí.
Cuando ellos asuman una posición correcta sobre este asunto, mucho
se podrá ganar. En su propia vida y en sus hogares deben obedecer
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las leyes de la vida, practicar los rectos principios y vivir en forma
saludable. Entonces podrán hablar correctamente sobre este asunto,
conduciendo a la gente constantemente a nuevas alturas en la obra
de reforma. Viviendo en la luz ellos mismos, pueden dar un mensaje
de gran valor a los que necesiten precisamente ese testimonio.
Existen preciosas bendiciones y una rica experiencia que pueden
obtenerse si los ministros combinan la presentación del tema de la
salud con todas sus labores en las iglesias. El pueblo debe tener
la luz sobre la reforma pro salud. Esta obra ha sido descuidada, y
muchos están por morir porque necesitan la luz que deberían tener
y que necesitan tener antes de poder abandonar la complacencia
egoísta.
Los presidentes de nuestras asociaciones necesitan darse cuenta
de que ya es tiempo para asumir la debida actitud en esta materia.
Los pastores y los maestros han de dar a los demás la luz que ellos
han recibido. Se necesita su obra en relación con cada uno de los
aspectos. Dios los ayudará; Dios fortalecerá a sus siervos que toman
una firme posición, y que no serán desviados de la verdad y de la
justicia para acomodarse a la complacencia propia.
La tarea de educar en el ramo misionero-médico es un paso de
avance de gran importancia en la obra de despertar al hombre a sus
responsabilidades morales. Si los pastores hubieran recurrido a esta
labor en sus diversos departamentos de acuerdo con la luz que Dios
ha dado, habría habido una reforma más decidida en el comer, el
beber y el vestir. Pero algunos han obstaculizado directamente el
camino del progreso de la reforma pro salud. Ellos han detenido a
la gente por sus observaciones de indiferencia y condenación, y por
sus bromas y chistes. Ellos mismos y una gran cantidad de otras
personas han estado sufriendo hasta la muerte, pero no todos han
aprendido todavía a ser sabios.
Ha sido sólo en base a la lucha más agresiva como se ha hecho
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algún progreso. El pueblo no estaba dispuesto a negarse a sí mismo,
no estaba dispuesto a someter la mente a la voluntad de Dios; y en
sus propios sufrimientos, y en su influencia sobre otros, estas perso-