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Como presentar los principios de la reforma pro salud
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Todos deben tener la luz en este asunto, pero preséntesela cui-
dadosamente. Hábitos que durante toda la vida se pensó que eran
correctos no han de ser cambiados por medidas drásticas o bruscas.
Debemos educar a la gente en nuestros congresos campestres y en
otras grandes asambleas. Aunque deben presentarse los principios
de la reforma pro salud, la enseñanza debe respaldarse con el ejem-
plo. No se incluya ninguna clase de carne en nuestros restaurantes o
comedores en los congresos, y reemplácese ésta con frutas, cereales
y vegetales. Debemos practicar lo que enseñamos. Cuando nos sen-
tamos a una mesa donde se proporciona carne, no hemos de atacar
a los que la emplean, pero nosotros mismos debemos dejarla a un
lado, y cuando se nos pregunta la razón por la cual hacemos esto,
debemos explicar de manera amable por qué no la usamos.—
Carta
102, 1896
.
Tiempo para guardar silencio
796. Nunca he sentido que era mi deber decir que nadie debe
probar la carne bajo ninguna circunstancia. Decir esto cuando la
gente ha sido enseñada a vivir a base de carne en gran medida,
sería llevar las cosas a los extremos. Nunca he sentido que era mi
deber hacer declaraciones categóricas. Lo que he dicho lo he dicho
dominada por un sentido del deber, pero he sido cuidadosa en mis
declaraciones, porque no quería dar ocasión para que nadie fuera
conciencia de otra persona...
He estado pasando por una experiencia en este país que es similar
a la experiencia que tuve en campos nuevos en los EE. UU. He visto
familias cuyas circunstancias no les permitirían surtir su mesa con
alimentos sanos. Vecinos no creyentes les han enviado porciones de
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carnes de animales recientemente sacrificados. Han hecho sopa con
la carne, proporcionando a sus grandes familias de niños comidas
a base de pan y sopa. No era mi deber, ni creía que era el deber de
ninguna otra persona, sermonearlos acerca de los males de comer
carne. Siento sincera piedad por las familias que acaban de aceptar
la fe, y que están tan presionadas por la pobreza que no saben de
dónde saldrá su próxima comida. No es mi deber darles un discurso
acerca de la forma sana de comer. Hay un tiempo para hablar, y
hay un tiempo para guardar silencio. La oportunidad constituida por