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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
circunstancias de este orden es la de hablar palabras que animen y
bendigan en vez de condenar y reprobar. Los que han vivido a base
de un régimen de carne toda su vida no ven el mal de continuar en
esa práctica, y deben ser tratados con ternura.—
Carta 76, 1895
.
797. Mientras combatimos la glotonería y la intemperancia,
debemos tener en cuenta las condiciones a las que la familia humana
está sujeta. Dios ha suplido las necesidades de los que viven en las
diferentes partes del mundo. Los que quieran colaborar con Dios
deben reflexionar con cuidado antes de especificar qué alimentos
deben consumirse o dejarse a un lado. Es necesario tratar con las
poblaciones. Si la reforma pro salud se enseñara en su forma extrema
a los que no pueden adoptarla por las circunstancias especiales
en que se encuentran, de ello resultaría más mal que bien. Se me
ha encargado que mientras predico el Evangelio a los pobres les
aconseje que coman lo que es más nutritivo. No puedo decirles: “No
debéis comer huevos ni leche ni crema; no debéis usar mantequilla
al preparar vuestros alimentos”. El Evangelio debe ser predicado a
los pobres, pero todavía no ha llegado el momento de prescribir el
régimen más estricto.—
Joyas de los Testimonios 3:363 (1909)
.
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Un método erróneo de trabajar
798. No os aferréis a ideas aisladas ni hagáis de ellas pruebas,
criticando a otros cuya práctica pueda no concordar con vuestra
opinión; sino estudiad el tema en forma amplia y profunda, y tratad
de poner vuestras ideas y prácticas en perfecta armonía con los
principios de la verdadera temperancia cristiana.
Hay muchos que tratan de corregir las vidas de otros atacando lo
que ellos consideran como hábitos erróneos. Van a quienes piensan
ellos que están en error, y les señalan el defecto, pero no tratan
de dirigir la mente hacia los verdaderos principios. Tal conducta
a menudo dista mucho de obtener los resultados debidos. Cuando
hacemos evidente el hecho de que estamos tratando de corregir a
otros, también despertamos su combatividad, y hacemos más mal
que bien. Existe también peligro para el que reprocha. El que se
arroga la tarea de corregir a otros, está propenso a cultivar el hábito
de encontrar faltas, y pronto todo su interés consistirá en buscar
faltas y encontrar defectos. No vigiléis a otros para buscar sus faltas