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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
El gran tema de la reforma ha de ser agitado, y la mente del
público ha de ser despertada. La temperancia en todas las cosas ha
de ser relacionada con el mensaje, para hacer volver al pueblo de
Dios de su idolatría, su glotonería y su extravagancia en el vestido y
en otras cosas.—
Testimonies for the Church 3:61-64 (1872)
.
Un notable contraste
La abnegación, la humildad y la temperancia que se exigen de
parte de los justos, a quienes Dios guía y bendice especialmente,
han de ser presentadas al pueblo en contraste con los hábitos ex-
travagantes y destructores del carácter de los que viven en esta era
de degeneración. Dios ha mostrado que la reforma pro salud está
tan relacionada con el mensaje del tercer ángel como la mano lo
está con el cuerpo. En ninguna parte ha de encontrarse una causa
tan grande de degeneración física y moral como en el descuido de
este importante tema. Los que complacen su apetito y su pasión, y
cierran los ojos a la luz por temor de ver complacencias pecaminosas
que no están dispuestos a abandonar, son culpables delante de Dios.
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Todo el que se aparte de la luz en un caso endurece su corazón
para desatender la luz en otros asuntos. Todo el que viole obligacio-
nes morales en materia de alimentación y vestido, prepara el camino
para violar las exigencias de Dios con respecto a intereses eternos...
El pueblo al cual Dios está guiando será peculiar. Sus miembros
no serán como el mundo. Pero si siguen la dirección de Dios, rea-
lizarán los propósitos del Señor, y rendirán su voluntad a la suya.
Cristo morará en su corazón. El templo de Dios será santo. Vuestro
cuerpo, dice el apóstol, es el templo del Espíritu Santo.
Dios no exige que sus hijos se nieguen a sí mismos para perjuicio
de sus fuerzas físicas. Les exige que obedezcan la ley natural, para
preservar su salud física. El sendero de la naturaleza es el camino que
él señala, y es lo suficientemente ancho para cualquier cristiano. Dios
nos ha provisto con mano pródiga de ricas y variadas bendiciones
para nuestra subsistencia y nuestro gozo. Pero para que podamos
disfrutar del apetito natural, que preservará la salud y prolongará la
vida, él restringe el apetito. El dice: Tened cuidado; refrenaos, negaos
a satisfacer el apetito antinatural. Si creamos un apetito pervertido,