Página 306 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El Conflicto de los Siglos
carpintero dejaba las herramientas, el herrero la fragua, el comer-
ciante el mostrador. Los niños fueron despedidos de las escuelas y
huyeron a sus casas llenos de miedo. Los caminantes hacían alto
en la primera casa que encontraban. ¿Qué va a pasar? preguntaban
todos. No parecía sino que un huracán fuera a desatarse por toda la
región, o que el día del juicio estuviera inminente.
“Hubo que prender velas, y la lumbre del hogar brillaba como en
noche de otoño sin luna [...]. Las aves se recogieron en sus gallineros,
el ganado se juntó en sus encierros, las ranas cantaron, los pájaros
entonaron sus melodías del anochecer, y los murciélagos se pusieron
a revolotear. Solo el hombre sabía que no había llegado la noche
[...].
“El Dr. N. Whittaker, pastor de la Iglesia del Tabernáculo, en Sa-
lem, dirigió cultos en la sala de reuniones, y predicó un sermón en el
cual sostuvo que la oscuridad era sobrenatural. Otras congregaciones
también se reunieron en otros puntos. En todos los casos, los textos
de los sermones improvisados fueron los que parecían indicar que
la oscuridad concordaba con la profecía bíblica [...]. La oscuridad
alcanzó su mayor densidad poco después de las once” (
The Essex
Antiquarian
, abril de 1899, tomo 3, n
o
4, pp. 53, 54). “En la mayor
parte del país fue tanta la oscuridad durante el día, que la gente no
podía decir qué hora era ni por el reloj de bolsillo ni por el de pared.
Tampoco pudo comer, ni atender a los quehaceres de casa sin vela
prendida”.
La extensión de esta oscuridad fue también muy notable. Se la
observó al este hasta Falmouth, y al oeste, hasta la parte más lejana
del estado de Connecticut y en la ciudad de Albany; hacia el sur fue
observada a lo largo de toda la costa, y por el norte lo fue hasta donde
se extendían las colonias americanas” (William Gordon,
History of
the Rise, Progress, and Establishment of the Independence of the
USA
, tomo 3, p. 57).
La profunda oscuridad del día fue seguida, una o dos horas an-
tes de la caída de la tarde, por un aclaramiento parcial del cielo,
pues apareció el sol, aunque oscurecido por una neblina negra y
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densa. “Después de la puesta del sol, las nubes volvieron a apiñarse
y oscureció muy pronto”. “La oscuridad de la noche no fue menos
extraordinaria y terrorífica que la del día, pues no obstante ser casi
tiempo de luna llena, ningún objeto se distinguía sin la ayuda de luz