Página 309 - El Conflicto de los Siglos (2007)

Basic HTML Version

Heraldos de una nueva era
305
la iniquidad en sus corazones y amando las sendas del pecado, para
los tales “será el día de Jehová tinieblas, y no luz; oscuridad, que no
tiene resplandor”.
Oseas 8:2, 1
;
Salmos 16:4
;
Amós 5:20
. “Sucederá
en aquel tiempo—dice el Señor—que yo registraré a Jerusalén con
lámparas, y castigaré a los hombres que, como vino, están asentados
sobre sus heces; los cuales dicen en su corazón: ¡Jehová no hará
bien, ni tampoco hará mal!” “Castigaré el mundo por su maldad,
y los impíos por su iniquidad; y acabaré con la arrogancia de los
presumidos, y humillaré la altivez de los terribles”. “No podrá li-
brarlos su plata ni su oro”; “y sus riquezas vendrán a ser despojo, y
sus casas una desolación”.
Sofonías 1:12, 18, 13
;
Isaías 13:11 (VM)
.
El profeta Jeremías mirando hacia lo por venir, hacia aquel tiem-
po terrible, exclamó: “¡Se conmueve mi corazón; no puede estarse
quieto, por cuanto has oído, oh alma mía, el sonido de la trompeta y
la alarma de guerra! ¡Destrucción sobre destrucción es anunciada!”
Jeremías 4:19, 20 (VM)
.
“Día de ira es aquel día; día de apretura y de angustia, día de
devastación y desolación, día de tinieblas y de espesa oscuridad, día
de nubes y densas tinieblas; día de trompeta y de grito de guerra”.
“He aquí que viene el día de Jehová, [...] para convertir la tierra
en desolación, y para destruir de en medio de ella sus pecadores”.
Sofonías 1:15, 16
;
Isaías 13:9 (VM)
.
Ante la perspectiva de aquel gran día, la Palabra de Dios exhorta
a su pueblo del modo más solemne y expresivo a que despierte de
su letargo espiritual, y a que busque su faz con arrepentimiento y
humillación: “¡Tocad trompeta en Sión, y sonad alarma en mi santo
monte!, ¡tiemblen todos los moradores de la tierra!, porque viene el
día de Jehová, porque está ya cercano”. “¡Proclamad riguroso ayuno!
¡Convocad asamblea solemnísima! ¡Reunid al pueblo! ¡Proclamad
una convocación obligatoria! ¡Congregad a los ancianos! ¡Juntad a
los muchachos! [...] ¡Salga el novio de su recámara, y la novia de su
tálamo! Entre el pórtico y el altar, lloren los sacerdotes, ministros
de Jehová”. “Volveos a mí de todo vuestro corazón; con ayuno
también, y con llanto, y con lamentos; rasgad vuestros corazones y
no vuestros vestidos, y volveos a Jehová vuestro Dios; porque él es
clemente y compasivo, lento en iras y grande en misericordia”.
Joel
2:1, 15-17, 12, 13 (VM)
.