Página 310 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El Conflicto de los Siglos
Una gran obra de reforma debía realizarse para preparar a un
pueblo que pudiese subsistir en el día de Dios. El Señor vio que
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muchos de los que profesaban pertenecer a su pueblo no edificaban
para la eternidad, y en su misericordia iba a enviar una amonestación
para despertarlos de su estupor e inducirlos a prepararse para la
venida de su Señor.
Esta amonestación nos es presentada en el capítulo catorce del
Apocalipsis. En él encontramos un triple mensaje proclamado por
seres celestiales y seguido inmediatamente por la venida del Hijo
del hombre para segar “la mies de la tierra”. La primera de estas
amonestaciones anuncia la llegada del juicio. El profeta vio un
ángel “volando en medio del cielo, teniendo un evangelio eterno que
anunciar a los que habitan sobre la tierra, y a cada nación, y tribu, y
lengua, y pueblo; y dice a gran voz: ¡Temed a Dios y dadle gloria;
porque ha llegado la hora de su juicio; y adorad al que hizo el cielo y
la tierra, y el mar y las fuentes de agua!”
Apocalipsis 14:6, 7 (VM)
.
Este mensaje es declarado parte del “evangelio eterno”. La pre-
dicación del evangelio no ha sido encargada a los ángeles, sino a
los hombres. En la dirección de esta obra se han empleado ángeles
santos y ellos tienen a su cargo los grandes movimientos para la
salvación de los hombres; pero la proclamación misma del evangelio
es llevada a cabo por los siervos de Cristo en la tierra.
Hombres fieles, obedientes a los impulsos del Espíritu de Dios
y a las enseñanzas de su Palabra, iban a pregonar al mundo esta
amonestación. Eran los que habían estado atentos a la “firme [...]
palabra profética”, la “lámpara que luce en un lugar tenebroso, hasta
que el día esclarezca, y el lucero nazca”.
2 Pedro 1:19 (VM)
. Habían
estado buscando el conocimiento de Dios más que todos los tesoros
escondidos, estimándolo más que “la ganancia de plata”, y “su ré-
dito” más “que el oro puro”.
Proverbios 3:14 (VM)
. Y el Señor les
reveló los grandes asuntos del reino. “El secreto de Jehová es para
los que le temen; y a ellos hará conocer su alianza”.
Salmos 25:14
.
Los que llegaron a comprender esta verdad y se dedicaron a
proclamarla no fueron los teólogos eruditos. Si estos hubiesen sido
centinelas fieles y hubieran escudriñado las Santas Escrituras con
diligencia y oración, habrían sabido qué hora era de la noche; las
profecías les habrían revelado los acontecimientos que estaban por
realizarse. Pero tal no fue su actitud, y fueron hombres más humildes