Página 319 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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Una profecía significativa
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de las tinieblas subsistirá hasta el advenimiento del Señor y será
consumido por el espíritu de su boca y destruido con el resplandor de
su venida.
Mateo 13:30, 38-41
;
2 Timoteo 3:13, 1
;
2 Tesalonicenses
2:8
.
La doctrina de la conversión del mundo y del reino espiritual de
Cristo no era sustentada por la iglesia apostólica. No fue general-
mente aceptada por los cristianos hasta casi a principios del siglo
XVIII. Como todos los demás errores, este también produjo malos
resultados. Enseñó a los hombres a dejar para un remoto porvenir
la venida del Señor y les impidió que dieran importancia a las se-
ñales de su cercana llegada. Infundía un sentimiento de confianza y
seguridad mal fundado, y llevó a muchos a descuidar la preparación
necesaria para ir al encuentro de su Señor.
Miller encontró que la venida verdadera y personal de Cristo
está claramente enseñada en las Santas Escrituras. San Pablo dice:
“El Señor mismo descenderá del cielo con mandato soberano, con
la voz del arcángel y con trompeta de Dios”. Y el Salvador declara
que “
verán
al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo,
con poder y grande gloria”. “Porque como el relámpago sale del
oriente, y se ve lucir hasta el occidente, así será la venida del Hijo del
hombre”. Será acompañado por todas las huestes del cielo, pues “el
Hijo del hombre” vendrá “en su gloria, y todos los ángeles con él”.
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“Y enviará sus ángeles con grande estruendo de trompeta, los cuales
juntarán a sus escogidos”.
1 Tesalonicenses 4:16
;
Mateo 24:30, 27,
31
;
25:31 (VM)
.
A su venida los justos muertos resucitarán, y los justos que es-
tuvieren aún vivos serán mudados. “No todos dormiremos—dice
Pablo—, mas todos seremos mudados, en un momento, en un abrir
de ojos, al sonar la última trompeta: porque sonará la trompeta, y
los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos muda-
dos. Porque es necesario que este cuerpo corruptible se revista de
incorrupción, y que este cuerpo mortal se revista de inmortalidad”.
1
Corintios 15:51-53 (VM)
. Y en
1 Tesalonicenses 4:16, 17
, después
de describir la venida del Señor, dice: “Los muertos en Cristo se
levantarán primero; luego, nosotros los vivientes, los que hayamos
quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos a las nubes,
al encuentro del Señor, en el aire; y así estaremos siempre con el
Señor”.