Página 330 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El Conflicto de los Siglos
sis 6:13
. Esta profecía se cumplió de modo sorprendente y pasmoso
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con la gran lluvia meteórica del 13 de noviembre de 1833. Fue este
el más dilatado y admirable espectáculo de estrellas fugaces que se
haya registrado, pues “¡sobre todos los Estados Unidos el firmamen-
to entero estuvo entonces, durante horas seguidas, en conmoción
ígnea! No ha ocurrido jamás en este país, desde el tiempo de los
primeros colonos, un fenómeno celestial que despertara tan grande
admiración entre unos, ni tanto terror ni alarma entre otros”. “Su
sublimidad y terrible belleza quedan aún grabadas en el recuerdo de
muchos [...] Jamás cayó lluvia más tupida que ésa en que cayeron
los meteoros hacia la tierra; al este, al oeste, al norte y al sur era lo
mismo. En una palabra, todo el cielo parecía en conmoción [...]. El
espectáculo, tal como está descrito en el diario del profesor Silliman,
fue visto por toda la América del Norte [...]. Desde las dos de la
madrugada hasta la plena claridad del día, en un firmamento per-
fectamente sereno y sin nubes, todo el cielo estuvo constantemente
surcado por una lluvia incesante de cuerpos que brillaban de modo
deslumbrador” (R. M. Devens,
American Progress; or, The Great
Events of the Greatest Century
, cap. 28, párrs. 1-5).
“En verdad, ninguna lengua podría describir el esplendor de
tan hermoso espectáculo; [...] nadie que no lo haya presenciado
puede formarse exacta idea de su esplendor. Parecía que todas las
estrellas del cielo se hubiesen reunido en un punto cerca del cénit,
y que fuesen lanzadas de allí, con la velocidad del rayo, en todas
las direcciones del horizonte; y sin embargo no se agotaban: con
toda rapidez seguíanse por miles unas tras otras, como si hubiesen
sido creadas para el caso” (F. Reed,
Christian Advocate and Journal
,
13 de diciembre de 1833). “Es imposible contemplar una imagen
más exacta de la higuera que deja caer sus higos cuando es sacudida
por un gran viento” (“The Old Countryman”
Evening Advertiser de
Portland
, 26 de noviembre de 1833).
En el
Journal of Commerce
de Nueva York del 14 de noviembre
se publicó un largo artículo referente a este maravilloso fenómeno y
en él se leía la siguiente declaración: “Supongo que ningún filósofo
ni erudito ha referido o registrado jamás un suceso como el de ayer
por la mañana. Hace mil ochocientos años un profeta lo predijo con
toda exactitud, si entendemos que las estrellas que cayeron eran