Página 335 - El Conflicto de los Siglos (2007)

Basic HTML Version

Una profecía significativa
331
oportunidad para arrepentirse, pero a su debido tiempo sus juicios
cayeron sobre los que habían rechazado su misericordia.
Cristo declara que habrá una incredulidad análoga respecto a
su segunda venida. Así como en tiempo de Noé los hombres “no
entendieron hasta que vino el diluvio, y los llevó a todos; así”,
según las palabras de nuestro Salvador, “será la venida del Hijo del
hombre”.
Mateo 24:39 (VM)
. Cuando los que profesan ser el pueblo
[338]
de Dios se unan con el mundo, viviendo como él vive y compartiendo
sus placeres prohibidos; cuando el lujo del mundo se vuelva el lujo de
la iglesia; cuando las campanas repiquen a bodas, y todos cuenten en
perspectiva con muchos años de prosperidad mundana, entonces, tan
repentinamente como el relámpago cruza el cielo, se desvanecerán
sus visiones brillantes y sus falaces esperanzas.
Así como Dios envió a su siervo para dar al mundo aviso del
diluvio que se acercaba, también envió mensajeros escogidos para
anunciar la venida del juicio final. Y así como los contemporáneos
de Noé se burlaron con desprecio de las predicciones del predicador
de la justicia, también en los días de Miller muchos, hasta de los que
profesaban ser del pueblo de Dios, se burlaron de las palabras de
aviso.
¿Y por qué la doctrina y predicación de la segunda venida de
Cristo fueron tan mal recibidas por las iglesias? Si bien el adveni-
miento del Señor significa desgracia y desolación para los impíos,
para los justos es motivo de dicha y esperanza. Esta gran verdad
había sido consuelo de los fieles siervos de Dios a través de los
siglos; ¿por qué hubo de convertirse, como su Autor, en “piedra de
tropiezo, y piedra de caída”, para los que profesaban ser su pueblo?
Fue nuestro Señor mismo quien prometió a sus discípulos: “Si yo
fuere y os preparare el lugar, vendré otra vez, y os recibiré conmigo”.
Juan 14:3 (VM)
. El compasivo Salvador fue quien, previendo el
abandono y dolor de sus discípulos, encargó a los ángeles que los
consolaran con la seguridad de que volvería en persona, como había
subido al cielo. Mientras los discípulos estaban mirando con ansia al
cielo para percibir la última vislumbre de Aquel a quien amaban, fue
atraída su atención por las palabras: “¡Varones galileos, ¿por qué os
quedáis mirando así al cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado
de vosotros al cielo, así vendrá del mismo modo que le habéis visto
ir al cielo!”
Hechos 1:11 (VM)
. El mensaje de los ángeles reavivó la