Página 452 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El Conflicto de los Siglos
expuso Jesús, nadie “puede ver el reino de Dios”. El primer paso
hacia la reconciliación con Dios, es la convicción del pecado. “El
pecado es transgresión de la ley”. “Por la ley es el conocimiento del
pecado”.
1 Juan 3:4
;
Romanos 3:20
. Para reconocer su culpabilidad,
el pecador debe medir su carácter por la gran norma de justicia que
Dios dio al hombre. Es un espejo que le muestra la imagen de un
carácter perfecto y justo, y le permite discernir los defectos de su
propio carácter.
La rey revela al hombre sus pecados, pero no dispone ningún
remedio. Mientras promete vida al que obedece, declara que la
muerte es lo que le toca al transgresor. Solo el evangelio de Cristo
puede librarle de la condenación o de la mancha del pecado. Debe
arrepentirse ante Dios cuya ley transgredió, y tener fe en Cristo y
en su sacrificio expiatorio. Así obtiene “remisión de los pecados
cometidos anteriormente”, y se hace partícipe de la naturaleza divina.
Es un hijo de Dios, pues ha recibido el espíritu de adopción, por el
cual exclama: “¡Abba, Padre!”
¿Está entonces libre para violar la ley de Dios? El apóstol Pablo
dice: “¿Abrogamos pues la ley por medio de la fe? ¡No por cierto!
antes bien, hacemos estable la ley”. “Nosotros que morimos al pe-
cado, ¿cómo podremos vivir ya en él?” Y San Juan dice también:
“Este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus
mandamientos no son gravosos”.
Romanos 3:31
;
6:2
;
1 Juan 5:3
(VM)
. En el nuevo nacimiento el corazón viene a quedar en armonía
con Dios, al estarlo con su ley. Cuando se ha efectuado este gran
cambio en el pecador, entonces ha pasado de la muerte a la vida, del
pecado a la santidad, de la transgresión y rebelión a la obediencia
y a la lealtad. Terminó su antigua vida de separación con Dios; y
comenzó la nueva vida de reconciliación, fe y amor. Entonces “la
justicia que requiere la ley” se cumplirá “en nosotros, los que no
andamos según la carne, sino según el espíritu”.
Romanos 8:4 (VM)
.
Y el lenguaje del alma será “¡Cuánto amo yo tu ley! todo el día es
ella mi meditación”.
Salmos 119:97
.
[462]
“La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma”.
Salmos
19:7 (VM)
. Sin la ley, los hombres no pueden formarse un justo
concepto de la pureza y santidad de Dios ni de su propia culpabilidad
e impureza. No tienen verdadera convicción del pecado, y no sien-
ten necesidad de arrepentirse. Como no ven su condición perdida