Página 467 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El juicio investigador
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(VM)
. Sus nombres están inscritos en el libro de la vida, y de estos
escogidos está escrito: “Andarán conmigo en vestiduras blancas;
porque son dignos”.
Apocalipsis 3:4
.
La obra del juicio investigador y el acto de borrar los pecados
deben realizarse antes del segundo advenimiento del Señor. En vista
de que los muertos han de ser juzgados según las cosas escritas en los
libros, es imposible que los pecados de los hombres sean borrados
antes del fin del juicio en que sus vidas han de ser examinadas.
Pero el apóstol Pedro dice terminantemente que los pecados de los
creyentes serán borrados “cuando vendrán los tiempos del refrigerio
de la presencia del Señor, y enviará a Jesucristo”.
Hechos 3:19, 20
.
Cuando el juicio investigador haya concluido, Cristo vendrá con su
recompensa para dar a cada cual según sus obras.
En el servicio ritual típico el sumo sacerdote, hecha la propi-
ciación por Israel, salía y bendecía a la congregación. Así también
Cristo, una vez terminada su obra de mediador, aparecerá “sin peca-
do [...] para la salvación” (
Hebreos 9:28, VM
), para bendecir con
el don de la vida eterna a su pueblo que le espera. Así como, al
quitar los pecados del santuario, el sacerdote los confesaba sobre la
cabeza del macho cabrío emisario, así también Cristo colocará todos
estos pecados sobre Satanás, autor e instigador del pecado. El macho
cabrío emisario, que cargaba con los pecados de Israel, era enviado
“a tierra inhabitada” (
Levítico 16:22
); así también Satanás, cargado
con la responsabilidad de todos los pecados que ha hecho cometer al
pueblo de Dios, será confinado durante mil años en la tierra entonces
desolada y sin habitantes, y sufrirá finalmente la entera penalidad del
pecado en el fuego que destruirá a todos los impíos. Así el gran plan
de la redención alcanzará su cumplimiento en la extirpación final
del pecado y la liberación de todos los que estuvieron dispuestos a
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renunciar al mal.
En el tiempo señalado para el juicio—al fin de los 2.300 días,
en 1844—empezó la obra de investigación y el acto de borrar los
pecados. Todos los que hayan profesado el nombre de Cristo deben
pasar por ese riguroso examen. Tanto los vivos como los muertos
deben ser juzgados “de acuerdo con las cosas escritas en los libros,
según sus obras”.
Los pecados que no hayan inspirado arrepentimiento y que no
hayan sido abandonados, no serán perdonados ni borrados de los