Página 513 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El misterio de la inmortalidad
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¿Habrán quedado esos sentimientos por ventura sustituidos por la
indiferencia del estoico o la crueldad del salvaje? No, mil veces no.
No es esa la enseñanza del Libro de Dios. Los que presentan opinio-
nes como las expresadas en las citas anteriores pueden ser sabios y
aun hombres honrados; pero han sido engañados por los sofismas
de Satanás. Él es quien los induce a desnaturalizar las enérgicas
expresiones de las Sagradas Escrituras, dando al lenguaje bíblico un
tinte de amargura y malignidad que es propio de él, Satanás, pero
no de nuestro Creador. “¡Vivo yo! dice Jehová el Señor, que no me
complazco en la muerte del inicuo, sino antes en que vuelva el inicuo
de su camino y viva. Volveos, volveos de vuestros caminos malos,
pues ¿por qué moriréis?”
Ezequiel 33:11
. ¿Qué ganaría Dios con
que creyéramos que él se goza en contemplar los tormentos eternos,
que se deleita en oír los gemidos, los gritos de dolor y las impreca-
ciones de las criaturas a quienes mantiene sufriendo en las llamas
del infierno? ¿Pueden acaso esas horrendas disonancias ser música
para los oídos de Aquel que es amor infinito? Se alega que esas
penas sin fin que sufren los malos demuestran el odio de Dios hacia
el pecado, ese mal tan funesto a la paz y al orden del universo. ¡Oh,
qué horrible blasfemia! ¡Como si el odio que Dios tiene al pecado
fuese motivo para eternizar el pecado! Pues según las enseñanzas de
esos mismos teólogos, los tormentos continuos y sin esperanza de
misericordia enfurecen sus miserables víctimas, que al manifestar su
ira con juramentos y blasfemias, aumentan continuamente el peso
de su culpabilidad. La gloria de Dios no obtiene realce con que se
perpetúe el pecado al través de los siglos sin fin.
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Es incalculable para el espíritu humano el daño que ha producido
la herejía de los tormentos eternos. La religión de la Biblia, llena de
amor y de bondad, y que abunda en compasión, resulta empañada
por la superstición y revestida de terror. Cuando consideramos con
cuán falsos colores Satanás pintó el carácter de Dios, ¿podemos
admirarnos de que se tema, y hasta se aborrezca a nuestro Creador
misericordioso? Las ideas espantosas que respecto de Dios han sido
propagadas por el mundo desde el púlpito, han hecho miles y hasta
millones de escépticos e incrédulos.
La teoría de las penas eternas es una de las falsas doctrinas que
constituyen el vino de las abominaciones de Babilonia, del cual ella
da de beber a todas las naciones.
Apocalipsis 14:8
;
17:2
. Es verda-