Página 514 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El Conflicto de los Siglos
deramente inexplicable que los ministros de Cristo hayan aceptado
esta herejía y la hayan proclamado desde el púlpito. La recibieron
de Roma, como de Roma también recibieron el falso día de reposo.
Es cierto que dicha herejía ha sido enseñada por hombres piadosos
y eminentes, pero la luz sobre este asunto no les había sido dada
como a nosotros. Eran responsables tan solo por la luz que brillaba
en su tiempo; nosotros tenemos que responder por la que brilla en
nuestros días. Si nos alejamos del testimonio de la Palabra de Dios
y aceptamos falsas doctrinas porque nuestros padres las enseñaron,
caemos bajo la condenación pronunciada contra Babilonia; estamos
bebiendo del vino de sus abominaciones.
Muchos a quienes subleva la doctrina de los tormentos eternos
se lanzan al error opuesto. Ven que las Santas Escrituras representan
a Dios como un ser lleno de amor y compasión, y no pueden creer
que haya de entregar sus criaturas a las llamas de un infierno eterno.
Pero, como creen que el alma es de por sí inmortal, no ven otra
alternativa que sacar la conclusión de que toda la humanidad será
finalmente salvada. Muchos son los que consideran las amenazas de
la Biblia como destinadas tan solo a amedrentar a los hombres para
que obedezcan y no como debiendo cumplirse literalmente. Así el
pecador puede vivir en placeres egoístas, sin prestar atención alguna
a lo que Dios exige de él, y esperar sin embargo que será recibido
finalmente en su gracia. Semejante doctrina que así especula con la
misericordia divina, pero ignora su justicia, agrada al corazón carnal
y alienta a los malos en su iniquidad.
Para muestra de cómo los que creen en la salvación universal
tuercen el sentido de las Escrituras para sostener sus dogmas dele-
téreos para las almas, basta citar sus propias declaraciones. En los
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funerales de un joven irreligioso, muerto instantáneamente en una
desgracia, un ministro universalista escogió por texto de su discurso
las siguientes palabras que se refieren a David: “Ya estaba consolado
acerca de Amnón que era muerto”.
2 Samuel 13:39
.
“A menudo me preguntan—dijo el orador—cuál será la suerte
de los que mueren en el pecado, tal vez en estado de embriaguez, o
que mueren sin haber lavado sus vestiduras de las manchas ensan-
grentadas del crimen, o como este joven, sin haber hecho profesión
religiosa ni tenido experiencia alguna en asuntos de religión. Nos
contentamos con citar las Sagradas Escrituras; la contestación que