Página 296 - El Conflicto de los Siglos (1954)

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El Conflicto de los Siglos
labilidad de la conciencia: “No se exigirá examen alguno religioso
como calificación para obtener un puesto público de confianza en
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los Estados Unidos.” “El Congreso no dictará leyes para establecer
una religión ni para estorbar el libre ejercicio de ella.”
“Los que formularon la Constitución reconocieron el principio
eterno de que la relación del hombre con Dios se halla por sobre toda
legislación humana y que los derechos de la conciencia son inalie-
nables. No se necesitaba argumentar para establecer esta verdad;
pues la sentimos en nuestro mismo corazón. Fué este sentimien-
to el que, desafiando leyes humanas, sostuvo a tantos mártires en
tormentos y llamas. Reconocían que su deber para con Dios era
superior a los decretos de los hombres y que nadie podía ejercer
autoridad sobre sus conciencias. Es un principio innato que nada
puede desarraigar.”—Congressional Documents (E.U.A.), serie No.
200, documento No. 271.
Cuando circuló por los países de Europa la noticia de que había
una tierra donde cada hombre podía disfrutar del producto de su
trabajo y obedecer a las convicciones de su conciencia, millares se
apresuraron a venir al Nuevo Mundo. Las colonias se multiplicaron
con rapidez. “Por una ley especial, Massachusetts ofreció bienvenida
y ayuda, a costa del pueblo, a todos los cristianos de cualquiera
nacionalidad que pudieran huir al través del Atlántico ‘para escapar
de las guerras, del hambre y de la opresión de sus perseguidores.’ De
esa manera los fugitivos y oprimidos eran, por la ley, considerados
como huéspedes de la comunidad.”—Martyn, tomo 5, pág. 417.
A los veinte años de haberse efectuado el primer desembarco en
Plymouth, había ya establecidos en Nueva Inglaterra otros tantos
miles de peregrinos.
Con el fin de asegurar lo que buscaban, “se contentaban con ganar
apenas su subsistencia y se acomodaban a una vida de frugalidad
y de trabajo. No pedían de aquel suelo sino la justa retribución de
su propio trabajo. Ninguna visión de oro venía a engañarles en su
camino... Se conformaban con el progreso lento pero firme de su
estado social. Soportaban pacientemente las privaciones de la vida
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rústica, y regaron con sus lágrimas y con el sudor de su frente el
árbol de la libertad, hasta verlo echar profundas raíces en la tierra.”
La Biblia era considerada como la base de la fe, la fuente de la
sabiduría y la carta magna de la libertad. Sus principios se enseñaban