Una amonestación rechazada
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yo de los poderes mundanos, y por consiguiente recibe la misma
condenación.
Se dice que Babilonia es
“madre
de las rameras.” Sus
hijas
deben simbolizar las iglesias que se atienen a sus doctrinas y tradi-
ciones, y siguen su ejemplo sacrificando la verdad y la aprobación
de Dios, para formar alianza ilícita con el mundo. El mensaje de
(
Apocalipsis 14
), que anuncia la
caída
de Babilonia, debe aplicarse
a comunidades religiosas que un tiempo fueron puras y luego se
han corrompido. En vista de que este mensaje sigue al aviso del
juicio, debe ser proclamado en los últimos días, y no puede por con-
siguiente referirse sólo a la iglesia romana, pues dicha iglesia está en
condición caída desde hace muchos siglos. Además, en el capítulo
18 del Apocalipsis se exhorta al pueblo de Dios a que salga de Babi-
lonia. Según este pasaje de la Escritura, muchos del pueblo de Dios
deben estar aún en Babilonia. ¿Y en qué comunidades religiosas se
encuentra actualmente la mayoría de los discípulos de Cristo? Sin
duda alguna, en las varias iglesias que profesan la fe protestante. Al
nacer, esas iglesias se decidieron noblemente por Dios y la verdad,
y la bendición divina las acompañó. Aun el mundo incrédulo se
vió obligado a reconocer los felices resultados de la aceptación de
los principios del Evangelio. Se les aplican las palabras del profeta
a Israel: “Salió tu renombre entre las naciones, en atención a tu
hermosura, la cual era perfecta, a causa de mis adornos, que yo había
puesto sobre ti, dice Jehová el Señor.” Pero esas iglesias cayeron
víctimas del mismo deseo que causó la maldición y la ruina de Israel:
el deseo de imitar las prácticas de los impíos y de buscar su amistad.
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“Pusiste tu confianza en tu hermosura, y te prostituíste a causa de tu
renombre.”
Ezequiel 16:14, 15 (VM)
.
Muchas de las iglesias protestantes están siguiendo el ejemplo
de Roma, y se unen inicuamente con “los reyes de la tierra.” Así
obran las iglesias del estado en sus relaciones con los gobiernos
seculares, y otras denominaciones en su afán de captarse el favor del
mundo. Y la expresión “Babilonia”—confusión—puede aplicarse
acertadamente a esas congregaciones que, aunque declaran todas
que sus doctrinas derivan de la Biblia, están sin embargo divididas
en un sinnúmero de sectas, con credos y teorías muy opuestos.
Además de la unión pecaminosa con el mundo, las iglesias que
se separaron de Roma presentan otras características de ésta.