382
El Conflicto de los Siglos
aquí al ensoberbecido! su alma no es recta en él: el justo empero por
su fe vivirá.” (VM)
Ya por el año 1842, la orden dada en esta profecía: “Escribe la
visión, y escúlpela sobre tablillas, para que se pueda leer corriente-
mente,” le había sugerido a Carlos Fitch la redacción de un cartel
profético con que ilustrar las visiones de Daniel y del Apocalipsis.
La publicación de este cartel fué considerada como cumplimiento de
la orden dada por Habacuc. Nadie, sin embargo, notó entonces que
la misma profecía menciona una dilación evidente en el cumplimien-
to de la visión—un tiempo de demora. Después del contratiempo,
este pasaje de las Escrituras resultaba muy significativo: “La visión
todavía tardará hasta el plazo señalado; bien que se apresura hacia el
fin, y no engañará la esperanza: aunque tardare, aguárdala, porque
de seguro vendrá, no se tardará... El justo empero por su
fe
vivirá.”
Una porción de la profecía de Ezequiel fué también fuente de
fuerza y de consuelo para los creyentes: “Tuve además revelación de
Jehová, que decía: Hijo del hombre, ¿qué refrán es éste que tenéis en
la tierra de Israel, que dice: Se van prolongando los días, y fracasa
toda visión? Por tanto diles: ... Han llegado los días, y el efecto
de cada visión; ... hablaré, y la cosa que dijere se efectuará; no se
dilatará más.” “Los de la casa de Israel están diciendo: La visión
que éste ve es para de aquí a muchos días; respecto de tiempos
lejanos profetiza él. Por tanto diles: Así dice Jehová el Señor: No se
dilatará más ninguna de mis palabras; lo que yo dijere se cumplirá.”
Ezequiel 12:21-25, 27, 28 (VM)
. Los que esperaban se regocijaron
en la creencia de que Aquel que conoce el fin desde el principio
había mirado a través de los siglos, y previendo su contraríedad,
[444]
les había dado palabras de valor y esperanza. De no haber sido por
esos pasajes de las Santas Escrituras, que los exhortaban a esperar
con paciencia y firme confianza en la Palabra de Dios, su fe habría
cejado en la hora de prueba.
La parábola de las diez vírgenes, de
Mateo 25
, ilustra también lo
que experimentaron los adventistas. En el capítulo 24 de S. Mateo,
en contestación a la pregunta de sus discípulos respecto a la señal
de su venida y del fin del mundo, Cristo había anunciado algunos
de los acontecimientos más importantes de la historia del mundo
y de la iglesia desde su primer advenimiento hasta su segundo; a
saber, la destrucción de Jerusalén, la gran tribulación de la iglesia