Página 473 - El Conflicto de los Siglos (1954)

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El juicio investigador
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ser presentados ante Dios los deseos sinceros de todos los que a él
se allegan con fe.
“El que encubre sus transgresiones, no prosperará; mas el que las
confiesa y las abandona, alcanzará misericordia.”
Proverbios 28:13
(VM)
. Si los que esconden y disculpan sus faltas pudiesen ver cómo
Satanás se alegra de ello, y los usa para desafiar a Cristo y sus santos
ángeles, se apresurarían a confesar sus pecados y a renunciar a ellos.
De los defectos de carácter se vale Satanás para intentar dominar
toda la mente, y sabe muy bien que si se conservan estos defectos, lo
logrará. De ahí que trate constantemente de engañar a los discípulos
de Cristo con su fatal sofisma de que les es imposible vencer. Pero
Jesús aboga en su favor con sus manos heridas, su cuerpo quebran-
tado, y declara a todos los que quieran seguirle: “Bástate mi gracia.”
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2 Corintios 12:9
. “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de
mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para
vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”
Mateo
11:29, 30
. Nadie considere, pues, sus defectos como incurables. Dios
concederá fe y gracia para vencerlos.
Estamos viviendo ahora en el gran día de la expiación. Cuando
en el servicio simbólico el sumo sacerdote hacía la propiciación por
Israel, todos debían afligir sus almas arrepintiéndose de sus pecados
y humillándose ante el Señor, si no querían verse separados del
pueblo. De la misma manera, todos los que desean que sus nombres
sean conservados en el libro de la vida, deben ahora, en los pocos
días que les quedan de este tiempo de gracia, afligir sus almas ante
Dios con verdadero arrepentimiento y dolor por sus pecados. Hay
que escudriñar honda y sinceramente el corazón. Hay que deponer
el espíritu liviano y frívolo al que se entregan tantos cristianos de
profesión. Empeñada lucha espera a todos aquellos que quieran
subyugar las malas inclinaciones que tratan de dominarlos. La obra
de preparación es obra individual. No somos salvados en grupos. La
pureza y la devoción de uno no suplirá la falta de estas cualidades
en otro. Si bien todas las naciones deben pasar en juicio ante Dios,
sin embargo él examinará el caso de cada individuo de un modo tan
rígido y minucioso como si no hubiese otro ser en la tierra. Cada
cual tiene que ser probado y encontrado sin mancha, ni arruga, ni
cosa semejante.