Las asechanzas del enemigo
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trata de atraer a los soldados de la cruz fuera de su baluarte, mientras
que él mismo permanece con sus fuerzas en emboscada, listo para
destruir a todos aquellos que se aventuren a entrar en su territorio.
Sólo podemos estar seguros cuando confiamos humildemente en
Dios y obedecemos todos sus mandamientos.
Nadie que no ore puede estar seguro un solo día o una sola hora.
Debemos sobre todo pedir al Señor que nos dé sabiduría para com-
prender su Palabra. En ella es donde están puestos de manifiesto los
artificios del tentador y las armas que se le pueden oponer con éxito.
Satanás es muy hábil para citar las Santas Escrituras e interpretar
pasajes a su modo, con lo que espera hacernos tropezar. Debemos
estudiar la Biblia con humildad de corazón, sin perder jamás de vista
nuestra dependencia de Dios. Y mientras estemos en guardia contra
los engaños de Satanás debemos orar con fe diciendo: “No nos dejes
caer en tentación.”
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