La libertad de conciencia amenazada
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contra nuestro señor (el papa), o sus sucesores y los perseguiré con
todo mi poder.’ ”—[
Josías Strong,
Our Country,
cap. 5, párrs. 2-4.
]
Es verdad que hay verdaderos cristianos en la iglesia católica
romana. En ella, millares de personas sirven a Dios según las mejores
luces que tienen. Les es prohibido leer su Palabra,
debido a lo cual
no pueden discernir la verdad. Nunca han visto el contraste que existe
entre el culto o servicio vivo rendido con el corazón y una serie de
meras formas y ceremonias. Dios mira con tierna misericordia a esas
almas educadas en una fe engañosa e insuficiente. Hará penetrar
rayos de luz a través de las tinieblas que las rodean. Les revelará la
verdad tal cual es en Jesús y muchos se unirán aún a su pueblo.
Pero el romanismo, como sistema, no está actualmente más en
armonía con el Evangelio de Cristo que en cualquier otro período de
su historia. Las iglesias protestantes se hallan sumidas en grandes
tinieblas, pues de lo contrario discernirían las señales de los tiempos.
La iglesia romana abarca mucho en sus planes y modos de opera-
ción. Emplea toda clase de estratagemas para extender su influencia
y aumentar su poder, mientras se prepara para una lucha violenta
y resuelta a fin de recuperar el gobierno del mundo, restablecer las
persecuciones y deshacer todo lo que el protestantismo ha hecho.
[622]
El catolícismo está ganando terreno en todas direcciones.[
(véase
el Apéndice)
] Véase el número creciente de sus iglesias y capillas
en los países protestantes. Nótese en Norteamérica la popularidad
de sus colegios y seminarios, tan patrocinados por los protestantes.
Piénsese en la extensión del ritualismo en Inglaterra y en las frecuen-
tes deserciones a las filas católicas. Estos hechos deberían inspirar
ansiedad a todos los que aprecian los puros principios del Evangelio.
Los protestantes se han entremetido con el papado y lo han
patrocinado; han hecho transigencias y concesiones que sorprenden
a los mismos papistas y les resultan incomprensibles. Los hombres
cierran los ojos ante el verdadero carácter del romanismo, ante los
peligros que hay que temer de su supremacía. Hay necesidad de
despertar al pueblo para hacerle rechazar los avances de este enemigo
peligrosísimo de la libertad civil y religiosa.
Muchos protestantes suponen que la religión católica no es atrac-
tiva y que su culto es una serie de ceremonias áridas y sin significado.
[
Ver en el Apéndice la nota correspondiente a la pagina 389.
]