Página 550 - El Conflicto de los Siglos (1954)

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El Conflicto de los Siglos
Ha quedado probado cuánto favorecieron el éxito del papado
los períodos de tinieblas intelectuales. También quedará demostrado
que una época de grandes luces intelectuales es igualmente favora-
ble a su triunfo. En otro tiempo, cuando los hombres no poseían la
Palabra de Dios ni conocían la verdad, sus ojos estaban vendados y
miles cayeron en la red que no veían tendida ante sus pies. En esta
generación, son muchos aquellos cuyos ojos están ofuscados por
el brillo de las especulaciones humanas, o sea por la “falsamente
llamada ciencia;” no alcanzan a ver la red y caen en ella tan fácil-
mente como si tuviesen los ojos vendados. Dios dispuso que las
facultades intelectuales del hombre fuesen consideradas como don
de su Creador y que fuesen empleadas en provecho de la verdad y
de la justicia; pero cuando se fomenta el orgullo y la ambición y
los hombres exaltan sus propias teorías por encima de la Palabra de
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Dios, entonces la inteligencia puede causar mayor perjuicio que la
ignorancia. Por esto, la falsa ciencia de nuestros días, que mina la
fe en la Biblia, preparará tan seguramente el camino para el triunfo
del papado con su formalismo agradable, como el obscurantismo lo
preparó para su engrandecimiento en la Edad Media.
En los movimientos que se realizan actualmente en los Estados
Unidos de Norteamérica para asegurar el apoyo del estado a las
instituciones y prácticas de la iglesia, los protestantes están siguien-
do las huellas de los papistas.[
(véase el Apéndice)
] Más aún, están
abriendo la puerta para que el papado recobre en la América protes-
tante la supremacía que perdió en el Viejo Mundo. Y lo que da más
significado a esta tendencia es la circunstancia de que el objeto prin-
cipal que se tiene en vista es imponer la observancia del domingo,
institución que vió la luz en Roma y que el papado proclama como
signo de su autoridad. Es el espíritu del papado, es decir, el espíritu
de conformidad con las costumbres mundanas, la mayor veneración
por las tradiciones humanas que por los mandamientos de Dios, el
que está penetrando en las iglesias protestantes e induciéndolas a
hacer la misma obra de exaltación del domingo que el papado hizo
antes que ellas.
Si el lector quiere saber cuáles son los medios que se emplearán
en la contienda por venir, no tiene más que leer la descripción de
los que Roma empleó con el mismo fin en siglos pasados. Si desea
saber cómo los papistas unidos a los protestantes procederán con los