El uso del tabaco es contrario a la piedad
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Triste despilfarro del dinero
Una enorme suma de dinero se derrocha anualmente en la com-
placencia de este vicio, mientras las almas perecen necesitadas de
la Palabra de vida. ¿Cómo pueden los cristianos que entienden bien
este problema, continuar robándole a Dios los diezmos y ofrendas
que se usan para el sostén del Evangelio, mientras ofrecen sobre
el altar del placer destructivo del tabaco, más de lo que dan para
socorrer a los pobres, o suplir las necesidades de la causa de Dios?
Si estas personas fueran verdaderamente santificadas, ganarían la
victoria sobre cada inclinación perjudicial. Entonces todos estos
gastos innecesarios se canalizarían hacia la tesorería del Señor, y
los cristianos tomarían la delantera en el campo de la abnegación, el
sacrificio propio y la temperancia. Entonces llegarían a ser la luz del
mundo...
La capacidad natural de percepción se entorpece
Al fumador todo le parece desagradable e insípido si no satisface
su vicio favorito. El uso del tabaco entorpece de tal manera la capa-
cidad natural de percepción del cuerpo y la mente, que la persona
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se vuelve insensible a la influencia del Espíritu de Dios. Cuando
le falta su estimulante habitual, el alma y el cuerpo del fumador
experimentan un hambre ansiosa, no por la justicia y la santidad de
la presencia divina, sino por su ídolo acariciado. Al satisfacer sus
apetitos pervertidos los cristianos profesos debilitan diariamente sus
facultades, haciendo imposible de esa manera que puedan glorificar
a Dios.