Debidamente ocupados
La inacción es la mayor desdicha que pueda caer sobre la ma-
yoría de los inválidos. Una leve ocupación en trabajo provechoso,
que no recargue la mente ni el cuerpo, influye favorablemente en
ambos. Fortalece los músculos, mejora la circulación, y le da al
inválido la satisfacción de saber que no es del todo inútil en este
mundo tan atareado. Poca cosa podrá hacer al principio; pero pronto
sentirá crecer sus fuerzas, y aumentará la cantidad de trabajo que
produzca.—
El Ministerio de Curación, 183 (1905)
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