Hay que cambiar el régimen
Las personas acostumbradas a complacer su apetito por la car-
ne, las salsas muy sasonadas y una variedad de pasteles grasosos
y conservas, no pueden disfrutar inmediatamente de un régimen
nutritivo saludable y sencillo. Tienen el gusto tan pervertido que
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no apetecen una alimentación saludable compuesta de frutas, pan y
vegetales. No deben esperar que al principio sean capaces de disfru-
tar de alimentos tan diferentes de los que acostumbran consumir. Si
no pueden gustar de la comida sencilla, debieran ayunar hasta que
lo logren. Ese ayuno les será de mayor beneficio que la medicina,
porque de ese modo el estómago recargado hallará el descanso que
tanto necesitaba; el hambre verdadera puede ser satisfecha con una
alimentación sencilla.
Le tomaría tiempo al paladar para recuperarse de los abusos a
que ha sido sometido y recobrar su estado natural. Pero la insistencia
en el control del modo de comer y beber hará que los alimentos
saludables y sencillos sean agradables al paladar y pronto serán
ingeridos con mayor satisfacción de la que disfruta un gastrónomo
al comer sus platillos suculentos. Entonces el estómago no se verá
afiebrado ni sobrecargado con carnes, sino que se mantendrá en
condición saludable y realizará con facilidad su labor. Esta obra de
reforma no debe tardar. Se necesita realizar un esfuerzo para conser-
var cuidadosamente la fortaleza de las facultades vitales, eliminando
toda carga abrumadora. Tal vez el estómago nunca recobre la salud,
pero un régimen adecuado evitará una mayor debilidad y muchos se
recuperarán parcialmente, a menos que hayan ido demasiado lejos
en su autodestrucción por causa de la glotonería.
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