Página 175 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Una combinación dañina
Acerca de la leche y el azúcar, diré lo siguiente: Conozco perso-
nas que se han asustado por la reforma pro salud, y han dicho que
no querían saber nada de ella, porque hablaba contra el uso copio-
so de estas cosas. Los cambios deben hacerse con gran cuidado;
y debemos obrar cautelosa y sabiamente. Necesitamos seguir una
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conducta que nos recomiende a los hombres y mujeres inteligentes
del país. Las grandes cantidades de leche y azúcar ingeridas juntas
son perjudiciales. Comunican impurezas al organismo... El azúcar
recarga el organismo y estorba el trabajo de la máquina viviente
Hubo un caso en el Condado de Montcalm, Míchigan, al que
me voy a referir. Esta persona era un hombre noble. Medía un
metro ochenta y tenía un aspecto agradable. Me llamaron a visitarlo
porque estaba enfermo. Antes había conversado con él con respecto
a su modo de vivir. “No me gusta el aspecto de sus ojos,” le dije.
Consumía grandes cantidades de azúcar. Le pregunté por qué lo
hacía. Contestó que había abandonado la carne, y que no sabía qué
otra cosa podía reemplazarla mejor que el azúcar.
Algunos de vosotros enviáis a vuestras hijas, que son casi muje-
res, a la escuela a aprender ciencias antes de saber cocinar, cuando
esto debiera ser considerado como de primera importancia. He aquí
una mujer que no sabía cocinar; no había aprendido cómo preparar
comida saludable. La esposa y madre era deficiente en este aspecto
de su educación; y como resultado, como el alimento mal preparado
no era suficiente para satisfacer las exigencias del organismo, se
comía azúcar sin moderación, lo que enfermaba el organismo...
Cuando fui a ver a este hombre enfermo traté de explicarle del
mejor modo posible cómo mejorar su situación, y pronto comen-
zó a sentirse mejor. Pero imprudentemente se esforzó más allá de
sus posibilidades, comió alimentos en poca cantidad pero de baja
calidad, y se enfermó nuevamente. Esta vez no hubo remedio. Su
organismo parecía una masa viviente de corrupción. Murió víctima
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Testimonies for the Church 2:368-370 (1869)
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