Página 179 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Una dieta empobrecida
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A algunos no les impresiona la necesidad de comer y beber
para la gloria de Dios. La satisfacción del apetito los afecta en
todas las relaciones de la vida. Ello se ve en sus familias, en la
iglesia, en la reunión de oración y en la conducta de sus hijos. Ha
sido la maldición de sus vidas. Es imposible hacerles comprender
las verdades destinadas a estos postreros días. Dios ha provisto
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abundantemente para el sustento y la felicidad de todas sus criaturas;
y si no se violasen sus leyes, y si todos obrasen en armonía con la
voluntad divina, se experimentaría salud, paz y felicidad, en vez de
miseria y malestar continuos.
Otra clase de personas que han adoptado la reforma pro salud
son muy estrictas. Toman una posición, y se mantienen empecinada-
mente en esa posición a toda ultranza...
Ingeridas como alimento las carnes perjudican la sangre. Al
cocinar carnes con muchos condimentos, y al comerlas con pasteles
y tortas suculentas, se obtiene sangre de mala calidad. El organismo
está demasiado recargado para asimilar esa clase de alimentos. Los
pasteles de carne y los encurtidos, que nunca debieran hallar cabida
en un estómago humano, proporcionarán una sangre de pésima cali-
dad. Y un alimento de mala clase, cocinado en forma impropia y en
cantidad insuficiente, no puede formar buena sangre. Los alimentos
suculentos a base de carne y un régimen empobrecido producirán
los mismos resultados.