Página 182 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Consejos Sobre la Salud
en obediencia a sus propias ideas erróneas de lo que constituye la
reforma de la salud. Día tras día se prepararon los mismos alimentos,
sin ninguna variación, comida tras comida, hasta que se produjeron
trastornos digestivos y debilidad general.
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Muchos, al adoptar la reforma pro salud se quejan de que ésta
no les asienta; pero después de haberme sentado a sus mesas, llego a
la conclusión de que no es la reforma pro salud la culpable, sino los
alimentos mal preparados. Ruego a los hombres y mujeres a quienes
Dios ha dado inteligencia que aprendan a cocinar. No me equivoco
al decir hombres, porque ellos, al igual que las mujeres, necesitan
entender la preparación sencilla de los alimentos saludables. Sus
negocios frecuentemente los llevan a lugares donde no se los puede
obtener. Tal vez tengan que permanecer días y aun semanas en
hogares de familias que ignoran estos asuntos. En tales casos, si
saben cómo preparar alimentos saludablemente, pueden darle buen
uso a ese conocimiento.
Investigue los hábitos alimentarios. Estudie las cosas de causa a
efecto, pero no dé un testimonio falso contra la reforma pro salud
al seguir ignorantemente un curso de acción contrario a ella. No
abuse de su cuerpo ni lo descuide incapacitándolo para rendir a
Dios el servicio que él merece. Tengo la certeza de que algunos de
nuestros obreros más útiles han muerto debido a su negligencia en
ese respecto. Uno de los primeros deberes del ama de casa es cuidar
del cuerpo proveyéndole alimentos agradables y fortalecedores. Es
mucho mejor tener ropa y muebles más baratos que privarse de
artículos necesarios para la mesa.
La mayoría de la gente disfruta de mejor salud si come dos comi-
das al día en lugar de tres; otros, debido a circunstancias particulares,
tal vez necesiten comer algo a la hora de la cena; pero esta comida
debe ser muy liviana. Que nadie pretenda imponer su criterio a los
demás, para que todos hagan exactamente lo que él hace.
Nunca prive al estómago de lo que la salud demanda, y nunca
abuse de él sobrecargándolo con algo perjudicial. Sea temperante.
Controle el apetito; manténgalo bajo el dominio de la razón. No
sienta que debe cargar su mesa con alimentos malsanos cuando tiene
visitas. La salud de su familia y la influencia sobre sus hijos debe
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tomarse en cuenta tanto como los hábitos y gustos de sus invitados...