Página 243 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Aguas vivas para almas sedientas
El Señor necesita hombres y mujeres sabios que trabajen como
enfermeros para confortar y ayudar a los enfermos y a los dolientes...
Nuestros sanatorios han sido establecidos con el objeto de salvar
almas. En nuestro ministerio diario encontramos muchos rostros
preocupados y tristes. ¿Qué demuestra la tristeza en esos rostros? La
necesidad del alma de la paz de Cristo. Los pobres y entristecidos
seres humanos acuden a cisternas rotas, las cuales no pueden conte-
ner agua, pensando satisfacer su sed. Permitamos que escuchen una
voz que diga: “A todos los sedientos: Venid a las aguas”.
Isaías 55:1
.
“Y no queréis venir a mí para que tengáis vida”.
Juan 5:40
.
Deseamos tener sanatorios para que las almas sedientas puedan
ser conducidas hacia el agua viva; pero no se trata de sanatorios
caros y grandiosos, sino de instituciones con un ambiente hogareño,
ubicados en lugares agradables.
Los enfermos deben alcanzarse, no por medio de grandes edi-
ficios, sino mediante el establecimiento de numerosos sanatorios
pequeños, que deben ser como luces que brillan en lugares oscuros.
Los que se dedican a esta obra deben reflejar la luz que procede del
rostro de Cristo. Deben ser como sal que no ha perdido su sabor.
Por medio de la obra de los sanatorios, debidamente realizada, la
influencia genuina de una religión pura se extenderá a muchas almas.
Desde nuestros sanatorios, los obreros bien preparados deben
salir para dirigirse a lugares en los cuales la verdad nunca ha sido
proclamada, a fin de llevar a cabo obra misionera para el Maestro,
reclamando para sí la promesa: “He aquí yo estoy con vosotros todos
los días, hasta el fin del mundo”.
Mateo 28:20
.—
Special Testimo-
nies, Series B 8:13-14 (1907)
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