Página 264 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Nuestros sanatorios del sur de California
Los médicos y los pastores deben unirse en un esfuerzo por
conducir a los hombres y las mujeres a obedecer los mandamientos
de Dios. Necesitan estudiar la relación íntima que existe entre la
obediencia y la salud. Sobre los médicos misioneros descansa una
responsabilidad solemne. Deben ser misioneros en el verdadero
sentido de la palabra. No hay que chasquear a los enfermos y a
los dolientes que se confían al cuidado de los colaboradores de las
instituciones médicas. Hay que enseñarles a vivir en armonía con
el cielo. Al aprender a obedecer la ley de Dios, serán ricamente
bendecidos en cuerpo y espíritu.
El valor de la vida al aire libre
La ventaja de la vida al aire libre nunca debiera perderse de
vista. Cuán agradecidos debiéramos sentirnos porque Dios nos ha
dado una hermosa propiedad para un sanatorio en Paradise Valley,
en Glendale y en Loma Linda. “¡Fuera de las ciudades! ¡Fuera de las
ciudades!”, ha sido un mensaje durante años. No podemos esperar
que los enfermos se recuperen rápidamente cuando se encuentran
encerrados entre cuatro paredes en alguna ciudad, sin tener nada que
ver afuera, a no ser casas, casas y casas, pero nada que los anime,
nada que los avive. Y sin embargo, cuán lentos son algunos en
comprender que las ciudades atestadas no son lugares favorables
para la obra de los sanatorios.
Aun en el sur de California, no hace muchos años, había algunos
que favorecían la construcción de un gran sanatorio en el corazón
de Los Angeles. A la luz de la instrucción que Dios me ha dado,
no podíamos consentir en la realización de ningún plan semejante.
En visiones de la noche, el Señor me había mostrado propiedades
desocupadas en el país, apropiadas para el propósito de levantar un
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sanatorio, y en venta a un precio muy por debajo del costo original
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The Review and Herald, 21 de junio de 1906
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