Página 273 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Los entretenimientos en nuestros sanatorios
Los que llevan las responsabilidades del sanatorio, debieran ejer-
cer mucho cuidado para que las diversiones no sean de tal carácter
que rebajen las normas cristianas, y rebajen esta institución hasta el
nivel de otras, con lo que debilitarían el poder de la verdadera piedad
en las mentes de los que se relacionan con ellos. Entretenimientos
mundanos o teatrales no son indispensables para la prosperidad del
sanatorio ni para la salud de los pacientes. Cuanto más tengan de
esta clase de entretenimientos, tanto menos se sentirán complacidos,
a menos que se les presente continuamente algo de la misma clase.
La mente se afiebra por la inquietud por algo nuevo y estimulante,
lo cual es precisamente lo que no debieran tener. Si se permiten
una vez estas diversiones, se esperan nuevamente, y los pacientes
pierden su gusto por cualquier actividad sencilla que se les presente
para ocupar su tiempo. Lo que muchos pacientes necesitan es reposo
en vez de agitación.
En cuanto se introduce esta clase de entretenimiento, desapare-
cen de muchas mentes las objeciones contra la asistencia al teatro
y la disculpa de que en el teatro se presentarán escenas de carácter
moral y de buen gusto rompe la última barrera. Los que permiten
esta clase de entretenimientos en el sanatorio, harían mejor en buscar
la sabiduría de Dios para conducir a esas almas pobres, hambrientas
y sedientas, a la Fuente de gozo, paz y felicidad.
Cuando se ha producido un alejamiento del camino recto, resulta
difícil regresar a él. Se han eliminado las barreras y se han roto las
salvaguardias. Un paso dado en la dirección equivocada prepara el
camino para otro. Un solo vaso de vino puede abrir la puerta de la
tentación que conducirá al hábito de la bebida. Un solo sentimiento
de revindicación puede abrir el camino a una serie de sentimientos
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que terminarán en homicidio. La menor desviación de lo que es
correcto y de los principios conducirá a la separación de Dios y
puede terminar en apostasía... Se requiere menos tiempo y trabajo
para corromper nuestros caminos delante de Dios que para introducir
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