Imparcialidad en los sueldos
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Los que tienen conocimiento de la verdad para este tiempo de-
bieran ser puros, limpios y nobles en todas sus transacciones comer-
ciales. Nadie entre los siervos de Dios debiera sentir hambre y sed
por ocupar las posiciones más elevadas de director o gerente. Tales
posiciones están cargadas de gran tentación.
Nuestras enfermeras son instadas a prometer trabajar para algu-
nas personas y por cierta cantidad de dinero. Se comprometen a ser-
vir de ese modo, y después se encuentran insatisfechas. Es necesario
que se demuestre más igualdad en el trato con nuestras enfermeras.
Hay entre nosotros enfermeras inteligentes y concienzudas, que tra-
bajan fielmente y en todo tiempo. Necesitamos enfermeras como
éstas, y debieran recibir un sueldo mejor, de modo que si se llegaran
a enfermar pudieran disponer de dinero suficiente para tomarse un
descanso y realizar un cambio. Además, con frecuencia los padres
de esas enfermeras y enfermeros practican gran abnegación para
hacer posible que sus hijos sigan el curso de enfermería. Es tan sólo
justo que cuando estos hijos han completado su educación reciban
remuneración suficiente que les permita ayudar a sus padres, en caso
de que necesiten ayuda.