Los obreros de los sanatorio
Querido Hermano,
¿Se ha enterado usted de lo que el Dr.-----se propone cobrar por
sus servicios? Cuando un médico trabaja con habilidad, hay que re-
conocer su talento, pero existe el peligro de caer en la confusión. Si
introducimos un nuevo sistema de pagar a nuestros cirujanos sueldos
elevados, puede ser que después de un tiempo tengamos un proble-
ma grave que resolver. Otros médicos exigirán sueldos elevados, y
también nuestros pastores requerirán que se los considere...
Existe una gran necesidad de reformas definidas con respecto a
nuestro trato con los obreros de nuestros sanatorios. Es necesario
emplear a obreros fieles y concienzudos, y cuando hayan realizado
una cantidad razonable de trabajo durante el día, debe dejárselos en
libertad para que descansen.
Tan sólo una cantidad razonable de trabajo debiera requerirse,
por la cual el obrero debiera recibir un sueldo adecuado. Si los auxi-
liares no reciben períodos apropiados de descanso de su duro trabajo,
perderán su fuerza y vitalidad. Así no podéis hacer justicia a la obra
ni podéis representar lo que un empleado del sanatorio debiera ser.
Habría que emplear más auxiliares, si es necesario, y la obra debiera
disponerse de tal manera que cuando uno ha cumplido un día de
trabajo, debiera quedar libre para tomar el descanso necesario a fin
de mantener sus fuerzas.
Que ningún hombre considere que es su deber juzgar la cantidad
de trabajo que una mujer debiera realizar. Una mujer competente
debiera ser empleada como supervisora, y si alguien no realiza su
trabajo fielmente, la supervisora debiera encargarse del asunto. Hay
que pagar sueldos justos, y cada mujer debe ser tratada con bondad
y cortesía, y sin reproche.
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Y los encargados del trabajo de los hombres deben tener cuidado
de no ser excesivamente exigentes. Los hombres debieran tener
horas regulares de trabajo, y una vez cumplido su horario, no se les
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Special Testimonies, Series B 19:35-37 (1905)
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