Página 364 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Un llamamiento responsable
“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová”.
Salmos
111:10
. Los profesionales, cualquiera que sea su vocación, necesitan
sabiduría divina. Pero el médico necesita especialmente esa sabi-
duría para tratar con toda clase de mentes y enfermedades. Ocupa
un puesto de responsabilidad aún mayor que la del ministro del
Evangelio. Está llamado a ser colaborador con Cristo, y necesita
sólidos principios religiosos, y una firme relación con el Dios de la
sabiduría. Si recibe consejo de Dios, el gran Médico colaborará con
sus esfuerzos; y procederá con la mayor cautela, no sea que por su
trato equivocado perjudique a algunas de las criaturas de Dios. Será
tan fiel a los principios como una roca, aunque bondadoso y cortés
con todos. Sentirá la responsabilidad de su cargo, y su práctica de
la medicina indicará que le mueven motivos puros y abnegados, y
un deseo de adornar la doctrina de Cristo en todas las cosas. Un
médico tal poseerá una dignidad nacida del cielo, y será en el mundo
un agente poderoso para el bien. Aunque no lo aprecien los que no
estén relacionados con Dios, será honrado del cielo. A la vista de
Dios será más precioso que el oro de Ofir...
Un ejemplo de temperancia
El médico debe ser una persona estrictamente temperante. Los
males físicos de la humanidad son innumerables y a él le toca tratar
con las enfermedades en toda la variedad de sus formas. Muchos
de los sufrimientos que se esfuerza por aliviar son el resultado de
intemperancia y de otras formas de indulgencia egoísta. Se lo llama a
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atender a personas jóvenes y a otras de edad madura, que han atraído
las enfermedades sobre sí mismas debido al uso del tabaco narcótico.
Si es un médico inteligente, será capaz de conectar la enfermedad
con su causa; pero a menos que él mismo esté libre del uso del
tabaco, se mostrará reticente a colocar el dedo sobre el problema
para explicar fielmente a sus pacientes la causa de la enfermedad.
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