Página 378 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Consejos Sobre la Salud
Debieran darse a conocer fuera de las instituciones donde traba-
jan. Es su deber compartir su luz con todas las personas a quienes
puedan alcanzar. Si bien es cierto que el sanatorio puede ser su cam-
po especial de trabajo, sin embargo hay otros lugares importantes
que también necesitan su influencia. A los médicos se ha dado esta
instrucción: Dejad que vuestra luz brille entre los hombres. Dejad
que cada talento se utilice para proporcionar a los incrédulos sabio
consejo e instrucción. Si nuestros médicos cristianos consideraran
que no deben realizar una obra descuidada sino que deben apren-
der a manejar sabiamente los temas de la verdad bíblica, y trataran
de presentar su importancia en cada ocasión posible, se destruiría
mucho prejuicio y se alcanzaría a las almas...
No debemos ser una iglesia desconocida, sino que debemos
permitir que la luz brille para que el mundo la reciba. “Me alegraré
con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo” (
Isaías 65:19
), declaró
Dios por medio de su siervo Isaías. Estas palabras encontrarán su
cumplimiento cuando los que son capaces de ocupar posiciones de
responsabilidad dejen brillar su luz. Nuestros médicos principales
tienen una obra que realizar fuera del ambiente de nuestro propio
pueblo. Una influencia no debe ser limitada. Los métodos de trabajo
de Cristo deben llegar a ser sus métodos, y deben aprender a practicar
las enseñanzas de su palabra. Todos los que están a la cabeza de una
institución se encuentran bajo la obligación sagrada ante Dios de
hacer brillar su luz de la verdad presente cada vez con más fuerza
en todo lugar donde se ofrezca la oportunidad.
Los obreros de nuestros sanatorios no debieran pensar que la
prosperidad de la institución depende solamente de la influencia del
médico jefe. En cada institución debiera haber hombres y mujeres
que ejerzan una influencia justa y refinadora, y que sean capaces
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de llevar a cabo responsabilidades. Las responsabilidades principa-
les debieran ser compartidas entre varios obreros, a fin de que el
médico jefe no se vea esclavizado por su práctica. Debiera dársele
oportunidad de ir donde se necesitan palabras de consejo y ánimo.
Como representante del Médico Principal, que ahora se encuentra en
las cortes celestiales, debe hablar a las nuevas congregaciones para
ampliar su experiencia. Debe recibir constantemente nuevas ideas,
compartir constantemente sus conocimientos y recibir constante-
mente de la Fuente de toda sabiduría. Necesitamos mantenernos